miércoles, 23 de septiembre de 2009

Bufanda para abrigar su cuello mientras canta

Adoro su voz pero sobre todo su vos. Mi café se aturde, se enfría, no entiende que cada palabra con su imagen y sonido es para usted, aunque la letra “o” me hunde en otro abismo hacia sus labios, tanto así que puede acercarse a la página y sentir un aroma, el mismo de la niña que ahora le entiende diez años atrás. Mientras la mano cobarde ensarta roces que no puedo palpar, exhalando aprieto mis propias fuerzas y con su rostro tan cerca… cierro los ojos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias

Une moderne Olympia

  Hace unos meses lloré tanto en una terapia que sentí que se me había secado el alma, no volví a llorar desde ahí, hasta hoy frente al cuad...