Una mujer de la costa me pregunta:
-Oye ¿por qué todas ustedes las serranas se llaman María?
-Soy serrana y no me llamo María.
-Pero se les dice a todas Marías y no voy a estarle preguntando el nombre a cada una para saber cómo se llaman.
En un mundo sordo y mudo: ¡cantar!
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