El presente se agota instante a instante, no es posible un atasco. Pero las balas retumban en los oídos y en algunos casos amortiguan tantos corazones que son ahora músculos de goma, las bromas siguen, las risas, el sarcasmo, la indolencia. Hay que seguir, pero cómo podría ser todo igual. La falta de paz no podría jamás ser algo racional, al menos no en mi lógica sin números, en mi lógica sin conceptos, en mi lógica sin filosofía.
domingo, 3 de octubre de 2010
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