martes, 29 de diciembre de 2020

Escritura creativa

 Cantoplas del olvido

Por Vanessa Padilla

Mis afectos me traen las palabras que debo escribir para vos, tengo de mi parte un corazón que late fuerte, aunque no lo puedas sentir, por eso busco en las letras una manera de estar contigo, escribiré mis cantoplas, en ellas voy a jugar, a recitar amores, a deshojar caricias, a susurrar mentiras que alivian la lejanía, los sueños me han ido dictando las escenas que debo contar, los versos se van haciendo lentamente pero sin duda, reemplazo una palabra por otra más musical y tengo en el pecho encendida una luz para escribir en la oscuridad, en el abismo de lo secreto, en la profundidad de lo imposible. Mis cantoplas quien ser leídas, como querrás que tu guitarra marque el son de la comparsa nocturna, mientras hay aroma de caña, un cuaderno perdido y el sonido de un aguacero que se mezcla con el aroma del café y el amargo sabor de la desidia que es lo queda en la boca, mi sombrero bocarriba espera una limosna de afecto, y tan tristemente suspira la luna por mi vergüenza, así desnuda en medio del paisaje de la nada, acá sólo las mariposas danzan tu canción, colecto flores para cubrir con colores la desnudez de mi piel pálida, pero en realidad lo que espero es encontrarte al cruzar el puente, al tomar un bus, al caminar hacia la ronda, en el escenario o en la burbuja virtual. Mis cantoplas ya fueron cantadas, ya fueron escritas, ya te fueron dichas, mi desnudes, mi frío no es mío, y eso que los creé yo misma, los colores de mis flores, las nostalgias de las nubes, eso ya existió, qué originalidad la mía, un amor que ya fue amado, un azul que ya coloreó las plumas del colibrí, habrá acaso algo de nuevo en estas líneas que mi espíritu intente producir sin que el tiempo me haga como siempre su jugada de hacerme llegar tarde, estoy tarde a las líneas de mi texto, mi corazón ya latió en otro amor, mi piel ya se estremeció en otro abrazo, mis cantoplas ya fueron escritas, pero así, con nada de originalidad ni suspicacia, mis cantoplas son para vos, mis cantoplas del olvido. 

Escritura creativa

 Para cerrar el sexto mes de trabajo, abordamos el tema de las historias ya escritas y hemos podido compartir en esta última sesión el resultado de la sensibilidad, versatilidad y creatividad de Amparito, Isabel G., Isabel A., Danilo, Marlene A. y Marlene G. Gracias a todos y todas por aprender juntos tanto y tan lindo.

jueves, 24 de diciembre de 2020

Escritura creativa

 CAPIURCO

Por Marlene Guamán

Capiurco, así se llamaba la escuelita del pueblo, una muy pequeña, ajada por el tiempo, no era masivo el alumnado, pero quienes asistían se divertían mucho y no era su intención tener una falta porque lo poco que sucedía en el pueblo sucedía en ella, en la Escuelita de Capiurco.

En la escuelita de Capiurco había 6 profesores y cada uno a más de enseñar desempeñaba otros roles, limpieza, dirección, secretaría, psicología, etc. respectivamente.

Felicia, la profesora de tercero era una chica muy delgadita y su bondad hacía juego con su delgadez, todos los niños la adoraban porque decían que cuando ella miraba fijamente a sus ojos una gran paz embargaba sus corazones, era como si algo saliera de ella y es que esto era un maravilla porque, en aquel pueblito lejano y olvidado en el espacio y tiempo, los niños iban a la escuelita por lo general huyendo de la tristeza de sus hogares, tristeza sí, en aquel tiempo se decía que unos hombres vestidos con botas caminaban día y noche por las montañas, ellos amedrentaban a gente de por el lugar, y se decía que eran déspotas y malos.

En una noche como cualquiera en Punga loma, una pequeña colina del pueblo, un murmullo fuerte se escuchó, así como si pequeñas piedras fueran pateadas, así como si gruesos pies resbalaran con ellas, luego se comenzó a escuchar disparos, debía ser eso, porque por ahí nunca nada de esos ruidos se había escuchado, pero a la llegada de aquellos hombres el pueblo se volvió triste y ya no, nadie alzaba su voz para reír a carcajadas, los únicos ruidos fuertes que se escucharon era los disparos, eso ruidos tan fuertes que reventaron el oído de Luzmila una niña de apenas cinco añitos en una noche en la que saliendo a ver a sus gallinitas vio como una luz fuerte iluminó el pecho de su padre y lo dejó abatido en el suelo, desde aquel día nunca más escucho nada.

Al día siguiente Luzmila sólo lloraba en la puerta de su casa abrazada a su mamá, aquel ser que había iluminado el pecho de su padre había amenazado con ir en la siguiente noche por ellas, entonces Luzmila soltó a su madre de repente y corrió a Capirucho ahí dentro estaba su maestra quien al verla sollozante la tomó en sus brazos y pudo saber todo lo que pasaba.

No había dejado de lado a la niña y de pronto unos hombres irrumpieron en la escuelita, con unas enormes pistolas y a gritos exigían el espacio para hacer de ello su cuartel. Luego de lastimar a algunos de los niños se hicieron hasta el aula de Luzmila, pero la maestra de un solo salto se puso de frente a aquellos hombres tratando de convencerlos de alejarse, ella nada podía hacer porque podría chocar contra la maldad de ellos y la fuerza defensiva de ella.

Los niños estaban muy asustados de escuchar a los hombres los insultos y gritos que proferían a ellos y su maestra, pero Luzmila que no escuchaba nada tomó de la mano a su maestra y cerrando los ojos la abrazó a tal punto que se fundieron una a otra, esto fortaleció el don de la maestra y de repente se vio a las dos en uno cuerpo comenzar a brillar a tal punto que la onda expansiva derribó a los hombres y los sacó del lugar.

Terminado esto las dos cayeron al piso de golpe agotadas, pero los demás niños que acababan de comprender el hecho las rodearon con sus brazos e hicieron que las dos recuperaran el aliento, juntos se abrazaron y entendieron que no hay magia más fuerte que el amor, la unidad y la paz.

Así Capiurco fue testigo de un hecho que por siglos se contó de generación en generación y hasta hoy se escucha de un pueblo muy lejano en donde el amor pudo contra la guerra.

 

 

martes, 22 de diciembre de 2020

Escritura creativa

 Tuvimos un encuentro en el que reflexionamos sobre el rol de héroes, heroínas y antihéroes, para crear historias llenas de sensibilidad, poderes, recuerdos y homenajes. Gracias Marle A., Isabel G. y Marle G. por ponernos la piel de gallina de tanta emoción. 

domingo, 20 de diciembre de 2020

Escritura creativa

 GEMELAS DIFERENTES

Por Isabel Guaricela

 

-Hola Sara, soy Sofía, tu hermana gemela, quiero hablar contigo un momento.

            -Hola Sofía, estoy de prisa, tú ya conoces que siempre llevo una agenda repleta de actividades, dime ¿Te puedo ayudar en algo?

            -Hermana querida, ya veo que la distancia no ha limado tu carácter, sigues siendo la misma persona grosera y sin ningún interés por los demás.

            -Bueno, tú me conoces bien, adelante ¿Qué objeto tiene tu llamada?

            -Yo sé que me tildarás de romántica, pero igual, quiero decirte que te extraño. Aunque no me prestabas atención cuando compartíamos nuestras vidas, tu presencia era fundamental para mí, eres mi otro yo pero en otra versión; aclaro, no quiero decir que seas mejor o peor que yo, simplemente somos diferentes.

            -A ver Sofía, eso es evidente. Debo recordarte que nuestro parecido es solamente físico pues, en cuanto a nuestro comportamiento y actitudes, somos polos opuestos. Lo que me llama la atención es que digas que me echas de menos. Tú sabes que tomé la decisión de poner distancia entre las dos porque nuestras frecuentes discusiones no nos permitían vivir en paz; así que, al menos yo, pienso que es mejor mantener la menor comunicación posible.

            -Querida Sara, perdona que insista. Yo dejé pasar este mes para llamarte, que de paso te comento se me hizo muy largo, pensando en que podrías haber sentido algún malestar por tu repentina partida, mas me doy cuenta de que esto ha sido bueno para ti.

            -Sí Sofía, de modo que si no tienes más que comunicarme es mejor que terminemos esta conversación.

            -Sara, tal vez no me expresé bien, lo que deseo en realidad es mantener cierto contacto contigo, no importa que seamos diferentes. Te pido que olvides nuestras pasadas discusiones. Ahora me conformo con escuchar tu voz y saber que estás bien.

            -Bien hermana, entonces ya lo sabes, estoy bien, no te extraño y espero que hayas encontrado la tranquilidad que con frecuencia te la quitaba.

-Bien Sara, por lo menos te escuché.

viernes, 18 de diciembre de 2020

Escritura creativa

Por Andrea Enríquez 

Un personaje descubre una obra de arte de otra época en la que está representado su rostro, el diálogo se da entre los dos, el del tiempo presente y el del pasado.
 
Rojo
Ayer volví a encontrarte, encontrarnos, en una imagen de un libro antiguo. Hablaba sobre medicina ancestral y el poder de las plantas. Te vi, nos vi, en una imagen en donde un grupo de mujeres estaban en la orilla de un río, tiñendo textiles y lavando a sus niños. Tú estabas al frente de una olla gigante en la cual metían los textiles para sellar el color cocinándolos. No me has contado hasta ahora por qué vivías ahí, quién eras en ese lugar, ¿por qué tienes mi rostro? Desde nuestro primer encuentro he seguido buscando y rastreando todos estos libros en los que he encontrado mi rostro en ti, tal como tú señalaste. Pero nunca me dices cuál es el objetivo. Estoy harta, yo no acepté esta misión, tú me la has impuesto y ni siquiera me has dicho para qué. Siempre después de verme en estas imágenes tan antiguas, en situaciones tan ajenas a mí, tengo pesadillas en las noches. No toco esas imágenes más que con mi mirada, me afectan en el tacto, en el oído, en todos mis sentidos, siento que me hacen daño. ¡Es tú rostro! ¿Cómo que, recordarás? ¿Acaso la mujer de las imágenes no eres tú? ¿Estás diciendo que soy yo? Una cosa es que tengamos el mismo rostro, pero yo nunca he vivido esas experiencias plasmadas en las imágenes. ¡Esto es más confuso aún! ¿Y quién eres tú? Basta, estoy loca verdad, definitivamente me volví loca. Tú y toda esta historia son solo un invento mío. Todo esto está solo en mi cabeza. Siento mucho miedo, siento que estoy perdida.
 
Púrpura
Y esta vez, ¿en qué clase de libros nos viste? Mmm… recuerdo ese día… Ten paciencia, es necesario que recolectes todas estas memorias para poder hablar de algo más, por ahora sigue siendo perseverante en encontrar todas estas imágenes. Tienes que ser fuerte…Es tu rostro el que buscas. Jajaja… es nuestro rostro en realidad. Pronto recordarás. Debes calmarte para que puedas comprender la complejidad de este lazo de tiempo. No eres tú, la mujer de las imágenes no eres tú como tal, eres lo que fuiste en ese instante de tu existencia y hoy esas imágenes son tus recuerdos, recuerdos de tu yo de ese momento. Tú. No es solo un invento tuyo, es un invento mío, es un invento en diferentes momentos del tiempo, eres tú en la historia, en el devenir del tiempo, eres tú hoy,  eres tú yo, eres tú mañana. Tranquila, eso es lo que debes sentir en este camino de encontrarte a ti misma. Nadie que no se sienta perdido está listo para encontrarse.
 
 

martes, 15 de diciembre de 2020

Escritura creativa

La Tele-comunicación e historias dobles es lo que abordamos en la sesión de hoy, fue experimental y como siempre se sintió la profundidad de los pensamientos, la fuerza de la ficción y el estilo de cada uno de los participantes y en especial a mi mami por participar en el diseño del ejercicio. Gracias a Mirian, Marle A. Marle G., Danilo, Andrea, Isabel, Maisa, Amparito por ser parte.

sábado, 12 de diciembre de 2020

Juguetes de aprender

 Una noche necesito de 2 a 3 horas para fabricarle un juguete a mi guambra para su calendario de adviento, y la noche siguiente necesito de 3 a 4 horas para uno nuevo más la restauración del anterior... pero en la mañana cuando encuentra en su cajita un mensaje escrito, hace un gesto de sorpresa y me da rapidito el papel para que se lo lea en voz alta, y luego de doy su cualquiercosita hecha de cartón, pasamos día y la noche aprendiendo a jugar y jugando a aprender.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Escritura creativa

BOSQUE DE GUAYACANES

Por Marlene Arévalo

 

Espacio dorado, paisaje amarillo,

Lugar encantado al Sur del Ecuador,

Racimos de flores amarillas brotan de sus ramas.

La lluvia fresca que cae en enero,

Es la que nos brinda este hermoso regalo,

Siete días al año lo podemos disfrutar.

Que no lastimen sus raíces, que nadie corte sus ramas,

Que nadie irrespete el espacio, que brinda tanta alegría.

El aire cálido y perfumado que emanan los arrayanes,

Embriaga a quienes visitan este lugar encantado.

El suave viento sacude hojas, ramas y flores,

Éstas caen al suelo, como formado una alfombra

Que pareciera que al bosque de amarillo lo pintaron.

De las llamas del fuego debemos cuidar,

Para seguir conservando esta belleza natural.

La tierra se conecta con los seres humanos,

Nos cobija, es nuestra protectora.

Le debemos tanto, le damos tan poco

Entidad única y tangible

Que contiene a todos los seres del universo,

Es en la tierra donde inicia y acaba la vida.

De sus entrañas salimos, allá regresaremos,

Cuando así lo quiera Dios.

 

                                                                                                          ||||

martes, 8 de diciembre de 2020

Escritura creativa

Por Vanessa Padilla 
Para Xocé López 

 De mi madurez depende mi fuerza ¿o más bien mi debilidad? Siendo joven me siento más fuerte, más dispuesta a enfrentar tormentas, con el paso del tiempo sé que terminaré por desprenderme y caer en un en un ritmo incierto, pero cambiar es parte de mi naturaleza, sólo que los cambios a veces traen consigo el temor a lo incierto. Mi árbol es mi matriz, no puedo imaginar la vida lejos de él, de esta rama que me sostiene, de mis hermanas, de mi familia, el agua es mi fuerza, puedo ver como llega, transparente y sublime, y cuando no está decaigo, la extraño, pero cuando la veo llegar vestida de nube, en forma de lluvia, mi verdor se intensifica y retomo la fuerza que necesito para respirar profundo y dar aire al aire, vida a la vida, sus gotas se deslizan sobre mí, un cosquilleo frío me atraviesa, es placentero y dulce a la vez, a veces logra apagar el fuego que se produce cuando todo está muy seco, y cuyo ardor nos amenaza, nos obliga a esquivar las cenizas que vuelan en nuestro entorno, asediándonos, obligándonos a encrisparnos y temer lo peor, pero con la tierna lluvia el alivio vuelve, vuelve la frescura, la esperanza. El tiempo ha pasado, mi verdor ha maquillado su vibración con marrones y rojizos tintes de fuego, el sol pasó por mí ya tantas veces, que la tierra me llama y mi tallo se va secando obligándome a reconocer que el tiempo llega, el tiempo de soltar, de morir, de volver a la tierra para alimentarla, entonces puedo sentir un viento leve acariciarme, baila conmigo el vals del tiempo, siento como si tuviera unas manos capaces de sostener mi vaivén y a la vez rozar con ternura mi miedo para dotarme de fuerza, de coraje, y así llega mi momento, me desprendo y empiezo a caer, mi caída sigue siendo una danza con el viento y poco a poco beso el suelo, donde dejo de ser yo, soy una más, una hoja que ha abandonado las ramas de su amado árbol para ser quien lo nutre con lo mejor de su ser, hoy soy tierra, mañana seré árbol otra vez y brotaré como una nueva hoja que reverdecerá con el canto de los pájaros, que añorará a la nube y sus gotas, que le temerá al fuego y que un día otra vez perderá la vida para entregarla con ayuda del viento, a la tierra, al agua y al sol.

Escritura creativa

Esta segunda sesión del taller de escritura creativa se volvió un homenaje a la naturaleza y sus elementos, gracias a la sensibilidad de Marle G. Marle A. Andrea, Amparito y Danilo.

Escritura creativa

Por Danilo Borja

 No cabe duda de que soy un privilegiado. Puedo abrazar a todos los seres del planeta recorriendo su silueta entera sin importar que tan grandes o pequeños estos seres sean. A lo largo de la historia he trabajado incansablemente para muchas personas. Sin embargo, ellas no me ven y muchas veces olvidan que existo.

Recuerdo que un día un ingenioso ser humano decidió sacar ventaja de mi fuerza, e inventó un artefacto para que cuando yo pase por los brazos del artefacto los granos que cosechó sean procesados y tomen una forma distinta a la que se encuentra en la naturaleza. Durante uno de mis largos andares por la tierra observé que un río era utilizado de una forma similar. Me sentí muy triste. Al río le rendían tributos y la gente practicaba rituales, pero a mí ni siquiera me mencionaban. No entendía cómo pudieron ser tan ingratos a pesar de que a muchos ayudé a cruzar océanos enteros empujándolos sutilmente y creando esferas para defenderlos de la lluvia. Soplaba muy fuerte por ellos. Pero me olvidaron. Incluso rendían tributos a una llama que quemó sus casas y los dejó sin un techo. Pero a mí no. 
Bueno, para no sonar muy quejumbroso, debo reconocer que me gusta que rindan tributo a mi madre, la Pacha Mama. Ella merece que preparen todos esos bailes alegres y que le canten canciones calurosas para homenajearla. Reconozco también que este sentimiento de invisibilidad que me causa la gente me ha llevado a causar varios desmanes. Recuerdo que una vez una señora fría como el hielo y su amiga de alma caliente causaron que mis celos crezcan demasiado y terminé destruyendo una ciudad entera. Unos pocos días después me arrepentí y empecé a caminar con mucho cuidado y cariño por la misma ciudad para pedir disculpas a sus habitantes. Pronto aprendí que el reconocimiento es lo último que necesito y que debo contentarme con seguir empujando artefactos con brazos y sábanas colgando de barcos.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Escritura creativa

 LA MALETA EXTRAVIADA

Por Marlene Arévalo

Cuando mis hijas eran pequeñas, viajábamos a Loja todas las vacaciones para visitar a mi familia, en cada viaje aprovechaba para llevar una que otra joya para repararla, en una ocasión no tuve tiempo de seleccionar aquellas que necesitaban arreglo, cogí la cajita de joyas (un recipiente de crema ponds) y la llevé a mi viaje.

Una vez terminadas las vacaciones, mi esposo acudió por nosotras, pues teníamos planeado viajar a la playa de regreso. Se nos ocurrió mandar la maleta por la Cooperativa Loja y viajaríamos a la playa solamente con mochilas, llevando lo indispensable.

Pregunté ¿qué hago con la cajita de joyas? Debes ponerlas en la maleta ¡no pasa nada! Con mucho recelo puse la cajita en la maleta y tras de ella una estampa de la Virgen del Cisne, diciéndole: “Cuida mi maleta Churonita”.

Luego del paseo regresamos a casa, acudimos a retirar la maleta y ésta no llegaba. Pensé que quizá no la enviaron el día que lo solicitamos, acudimos en reiteradas ocasiones y simplemente ¡se extravió!

Le reclamaba a mi padre (que por cierto falleció muchos años atrás) diciéndole: “Voy a cuidar a tu esposa (mi madre) por dos meses y tú no me cuidas la maleta”.

La verdad lloré mucho, a los tres meses me resigné, cogí la llave del candado de la maleta, que todavía la conservaba, la boté al basurero y me dije: 

"Si la vida se pierde ¡qué importa una maleta!"

Transcurrieron cinco meses, hasta me había olvidado de este evento y recibo una llamada de la empresa de transporte, diciéndome que fuera a retirar la maleta, la verdad ni siquiera me alegré, pensé que estaría vacía.

Al llegar me indicaron que un señor la había dejado.

Revisé su contenido y asombrosamente ¡NO FALTABA NADA!

Entonces me dije: Es la Virgen del Cisne y es mi padre.

Si bien es cierto en los viajes que realizo también me acompañan las piedras de amatista como protección y una cinta morada atada a la maleta que evita que ésta se extravíe, sin embargo hasta puedo prescindir de estas cosas, pero jamás de la estampa de la Virgen del Cisne, porque mi fe me permite sentirme cuidada y protegida.

En la vida perdemos cosas mucho más valiosas que unas joyas o una maleta.

Perdemos a aquellos seres que fueron parte de nuestra vida por mucho tiempo.

Este episodio me ayudó a comprender que las cosas materiales en algún momento se pueden reemplazar, hasta se nos olvida que alguna vez existieron.

Pero a los seres amados no se los puede olvidar jamás, en mi caso se convirtieron en paradigmas de vida.

 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Escritura creativa

Aurora Boreal

Por Andrea Enríquez

El baúl está lleno de ilusión, transporta los sueños, los deseos y la curiosidad junto conmigo. Las cosas materiales en su interior, más allá de su funcionalidad, cumplen un importante rol simbólico que los vuelve imprescindibles para vivir esta experiencia. La cámara me permite perpetuar mi mirada, me permite compartir lo que yo veo. La libreta es mi diario y mi memoria, hace que todo tenga sentido en el tiempo. La cajita de la calaca me acompaña desde mi primer viaje, cumpliendo diferentes funciones en cada ocasión, ahora guarda un pedazo de mi alma en humo. Todo lo tejido, el cintillo que uso como cuello, los guantes morados que no tienen dedos, la capa azul con su capucha y las infalibles botas, son fundamentales para poder resistir las frías noches en las que busco desvelarme. Mientras me acerco al lugar, me doy cuenta que una a una las cosas que me parecían importantes han empezado a desaparecer, ya no hay la cámara, ni la libreta, nada cubre mi piel… proporcionalmente a que dejan de existir estas cosas materiales, dejan de importar. Todo puede quedar atrás, entiendo que sólo necesito lo que no pesa, lo que no es material… mientras tenga este objetivo por cumplir y la ilusión por vivir esta experiencia todo se puede quedar atrás… Los colores, el sonido, el frío, la noche… yo no podría guardarlas en ningún baúl, sólo en mí. No necesito nada más allá de lo que soy. Pienso en las cosas que perdí, no las extraño, sólo las recuerdo. Pensé que las necesitaba para poder seguir, y sólo después de esta deconstrucción me doy cuenta que no; eran pesadas, sirvieron como herramientas en algún momento, pero no son parte de mí. Cuando llegué finalmente al lugar, corrí bajo el firmamento, sintiendo la electricidad que destellaba del cielo como una corriente de energía cósmica sobre mi cuerpo, directamente en la piel, que bueno que no llevaba la capa. Siento la textura y el frío de la nieve en los pies, que bueno que no tengo botas. Qué bueno que sólo me tenía a mí, ninguna de las experiencias y sensaciones percibidas durante esta noche cabría en ningún tipo de cofre.

Escritura creativa

El viaje
Por Amparo Chiriboga

No hubo tiempo para despedirse, aquella mañana se quedó en la retina de quién sabía qué era lo que había esperado por mucho tiempo, y sin embargo, no estaba listo para ese momento.

La noche anterior, entre tantos recuerdos y sueños por realizar, no supo qué meter en su maleta, la que lo acompañaría a recorrer nuevos caminos, la que posiblemente tendría que abrir y cerrar por innumerables veces, para guardar o sacar algo, o quizás sólo para ser contemplada, para ser vista con ojos de quién añora lo vivido.

Finalmente amaneció, entre prisas, lágrimas y una montaña de recuerdos, tomó su maleta y emprendieron el viaje, atrás quedaron los amigos, la familia, la casa, el perro. Su maleta llevaba más de lo necesario, pero era lo imprescindible para emprender el viaje. No podía creer que en una maleta tan pequeña hayan cabido tantos años, pesaba lo que pesa el mirar atrás, lo que pesa decir adiós. Entre el ruido, las personas, los lugares, papeles, despedidas, encuentros y desencuentros, comprendió que no podía seguir con tanto peso, abrió una vez la maleta y decidió que continuaría el viaje mirando todo, como lo hacen los niños, que se asombran por todo lo que ven, viviendo el momento sin pensar en el mañana, tomando la vida como ellos toman el juego, como lo más serio que existe para ellos. Se colgó el collar, elaborado con sorbetes de colores, pasado en una lana que jugueteaba con el vaivén de las manitos que tejía con su canto. 
 
 
 

martes, 1 de diciembre de 2020

Escritura creativa

Por Vanessa Padilla

Para Nena

Emprender este viaje es una aventura hacia lo incierto, la carga está pesada pero mis apegos son más fuertes que mi necesidad de liviandad, tengo emoción por lo que puedo encontrar en el trayecto, pero llegar a la meta me asusta, no sé si la experiencia que me aguarda es lo que quisiera vivir, si embargo allá voy, con mi baúl cargado de un gran peso peso simbólico, que me da seguridad, que me ata de raíz a mi origen, cada cosa, aunque pese me reconforta, me arrulla, me abriga, me protege, me alienta, los olores, colores y texturas hacen que esta carga valga la pena, el camino es largo y es también incierto aunque el billete tenga inscrito el destino, sé que el camino se va abriendo a cada paso y en mi alma voy llevando tanto más de lo que puede entrar en un baúl, llevo recuerdos, llevo nostalgias, esas pesan aún mas, pero ahora debo abandonarlo casi todo, como si no fuera suficiente todo lo que dejé atrás, llevaré conmigo a mi Nena, sé que debo crecer y saber que tal vez no estoy para muñecas, pero definitivamente no quiero abandonar el símbolo que esta muñeca de trapo encierra para mí, además de la dulzura, la flexibilidad, la inocencia, el saber dar afecto sin miedo a no recibirlo de vuelta, a portar ropitas y recuerdos, a que abrazar fuerte cura cualquier mal. Este viaje lo continuaré con los pies descalzos, para sentir el camino en todo el cuerpo, la vida me impone a veces el apego a tantas cosas pero mis pies se lastiman menos cuando camino ligero y casi puedo volar, Nena me acompaña y aunque alguna vez ya la he perdido, afortunadamente apareció y me enseñó que lo importante es que no me pierda a mí misma, para poder abrazarme en el recuerdo de quien fui al partir, en la certeza de quien soy en el trayecto, y dispuesta a transformarme en una mejor versión de mí misma al llegar. 

(Nena está en el centro)

Escritura creativa

En la experiencia de hoy fue hermoso indagar en el baúl de los objetos preciosos por su valor simbólico, gracias Danilo, Andrea, Marle A. Marle G. Amparito, Isabel y Mirian por compartir este vuelo. 

Arte y piel

Hace unos 20 años la asociación de dermatólogos organizaba en Quito un Salón de arte y piel, mi obra ganó una mención honorífica "por p...