lunes, 24 de octubre de 2011

“Juego de palabras”

Esto es sólo “un juego”, y en este término es donde se justifica todo, es un espacio de sinsentido donde la argumentación está dada en que el inicio y el fin son solamente la unión de fragmentos inconsecuentes que se anulan en la repetición constante del intento de determinar las reglas de aquel todo, que es sólo un juego. Habrá que construir una secuencia de fragmentos inconclusos e indeterminados, contenedores de huellas y sensibilidades que serán anuladas en el repetitivo pisoteo inevitable al que estas piezas se hallarán sometidas por ser una metáfora de la cotidianidad que se representa a través de un juego de palabras que juegan a los roles del azar sin que haya un premio más allá del juego en sí mismo, jugando por el reconocimiento del yo como triunfador, como no-perdedor, como quien vence para no ser vencido. El jugador buscará ganar y lo hará porque aunque haya que fragmentar, los fragmentos se cortarán hasta no quedar parte posible por dividir, ese será el fin del juego, aunque el fin sea aquí sólo el punto de partida. El discurso puede formarse de la manera que sea, sólo necesita de aquel ingrediente tan bien manejado en sectores determinados del espacio artístico plástico: PALABRAS, cuando las tenemos muchos solemos procurar hallar verbos, de preferencia regulares que se conjuguen en tiempos simples o complejos, que se combinan y por medio de derivados verbales forman frases de modo infinitivo e indefinible. (Es esencial en muchos casos hacer énfasis en acentos y tildes para evitar ambigüedades gratuitas, aunque a veces pase por alto el mal uso de jotas, ges, yes, elles, ces, eses, zetas y demás).

REGLAS: Este es un juego de sonidos, si no los escucha ahora, probablemente no ha cumplido aún con los requisitos de frecuencia de la unidad de cualquiera de las partes de los períodos iguales de tiempo en que se marca el ritmo de las frases. Existe un número determinado de ondulaciones de un movimiento vibratorio que necesariamente usted debe receptar para poder iniciar esta partida, si sus sentidos no la perciben, por favor, inténtelo más tarde. En caso de que haya cedido a estos agentes, debe tener muy en cuenta las señales de reglamentación con las que se marca un sinnúmero de prohibiciones y obligatoriedades.

Usted puede tomar estas fichas y colocarlas en el sitio correspondiente según el discurso con el que se envolverá la piel para protegerse de sus competidores que intentarán formar series de frases extensas para cubrirse también. No olvide que desde este punto (.) usted es un jugador más y está propenso a retozar; su objetivo es ganar; el juego siempre ha sido parte de su naturalidad y ahora lo es también de su artificialidad. El triunfo depende de la estratégica astucia con la que logrará invertir las reglas de este juego de sonidos que si no los escucha no quiere decir que no están sonando. Si los sonidos lo envolvieron hasta que su pie marque el ritmo con un leve golpecito contra el suelo, usted pasa a un nuevo nivel, el de las luces, aquí es donde usted deberá manejar las sombras para ocultarse y/o mostrarse en ellas según corresponda, los co-jugadores procurarán usar las luces para evidenciarlo en sus fallas y para recalcar reiteradamente las transgresiones, (por mínimas que sean), que usted realice dentro o fuera del juego. Los otros sabrán usar también las sombras para verlo de mejor manera, es esa una de sus estrategias, han aprendido a ver del lado oscuro, por lo tanto por más que usted se oculte, igual será observado, aprenderán de sus tácticas y su desenvolvimiento deberá ser más cauteloso.

Para continuar deberá tomar el dado de la ficha 21 que contiene del 1 al 6, láncelo y según el número que el azar le haya otorgado sabrá si un número par o impar es quien dirige la disciplina emocional con la que usted acepta que sea una caja de números la que decida cuánto avanzar o retroceder.

El número 1 quizás sea el más apropiado cuando sienta la necesidad de ser el único y el primero, en el tres hay un sub-juego interesante de ocultar y seducir cuando el 1 y el __ han llegado a la monotonía, ahí es cuando el 3 aparece tratando de eliminar al __ usando a la demencia como recurso para no dar explicaciones; el 4 tiene estaciones cálidas y frías que pueden contrastar una muy deliciosa piel morena con la excesivamente pasiva tez blanca que ojalá se junten en el 5 de los sentidos para que el juego vuelva a los sonidos, siga a las luces, llegue al nivel de los aromas y saboree la sal que las pieles contrastadas expiden cuando acarician; si el número es el seis, ha conseguido la numeración más alta, aquí la fortuna es relativa, si cree que todo es mejor en gran cantidad, abandone el juego ahora, hágalo de cualquier manera porque ninguna de las escaleras con las que pasaría de un nivel a otro se encuentran disponibles a menos que pueda volar, si usted sabe volar no puede jugar este juego porque está diseñado para quienes se mantienen en los límites establecidos, de ahí que las reglas tienen la importancia que tienen, si usted vuela podrá atravesarlos sin ninguna imposibilidad, entonces el juego dejaría de ser juego. Si usted se halla sometido a las reglas, las trampas que ha hecho desde el inicio lo descalifican irreversiblemente, porque al no escuchar ningún sonido, usted no estaba preparado para empezar. Usted no debió haber continuado. Seguramente tampoco pudo realizar el lanzamiento del dado, ni atravesar niveles sin volar y sin escalera.

Este juego no está hecho para usted, pero no se aflija, es solamente un juego que podrá reiniciar cuando quiera hacerlo y si es que lo quiere hacer, mientras tanto usted ha perdido, esta vez le ha ganado un juego de sonidos, de luces, de azar, de paciencia, de palabras y de sensibilidad, un discurso más, construido igual que cualquier otro, con una intención, pero sin ningún fin.

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