miércoles, 26 de agosto de 2015

De Cuentos de nubes


...Un día Damiana ató su corazón al un globo de oro y helio y cuando llegó a las más pintorescas nubes del cielo, precisamente en un atardecer de verano, las nubes se hicieron agua, humedecieron su piel y entonces ella no pudo saber si es que las nubes dejaron de ser un algodón puro y silencioso, para convertirse en las lágrimas de alegría que sus ojos derramaron por la emoción de soñar y cumplir lo inalcanzable...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias

Despedida

El cielo de la añoranza me cubre, una dicotomía entre calidez en la piel y un frío que penetra hasta los huesos, se va pintando un lila suav...