sábado, 30 de septiembre de 2017
Sueño de viernes
Estuvo sentada en un lugar oscuro de la ciudad, las calles eran de piedra, se veía el reflejo de las luces naranja como si hace poco hubiera parado de llover. Ella leía, pasaba las páginas temblando de frío, él pasó en un carro con un amigo que dormía en el asiento del copiloto. Cuando la encontró ahí sola, detuvo el coche y se bajó a preguntarle si estaba bien, la besó, la boca de ella estaba muy mojada y fría, ella respondió el beso como algo natural entre los dos: una de esas alegrías innombrables. Para protegerla la subió al auto y la llevó a un lugar donde no estaría sola, sabían los dos que no podrían quedarse juntos, por el destiempo y otras excusas, pero que cuidarían el uno del otro con amor, un amor no de pareja, pero un amor del alma.
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