Hace casi 7 años nos mudábamos a la Casamarilla y recibimos de Samira un sobre con entradas gratis para un concierto de piano del Festival de Auvers sur Oise en la iglesia que está a dos pasos de la casa, 15 minutos antes de que inicie el concierto nos dimos cuenta de que el sobre contenía 4 entradas y no solamente 2, inmediatamente llamamos a Edith, pero no contestó, sonamos la campana de Colette y no abrió, no conocíamos a nadie más entonces fuimos probando a ver quién nos abre la puerta para ofrecerle las entradas, Christianne nos abrió, estaba en pijama lista para descansar, ella sabía que su esposo algunos años mayor que ella no querría venir, y en menos de un minuto salió con un abrigo elegante sobre el pijama y fue con nosotros, los nuevos vecinos a los que nunca había visto, al concierto de piano en la primera fila. La cuarta entrada se la dimos a un turista que cruzaba por ahí y que sólo podía quedarse la primera mitad del concierto porque debía tomar el último tren. La espontánea respuesta de Christianne nos sorprendió y nos alegró tanto, nos habíamos acostumbrado a que para hacer algo con alguien siempre hay que agendar y con mucha anticipación, pero ella nos dijo sí inmediatamente y fue lindo, fue nuevo. Cuando nació Sofia nos trajo una osita de felpa con la que su hija jugó de chiquita. Minutos antes de iniciar el primer confinamiento dejamos en su buzón nuestro número de teléfono para que nos llame cuando quisiera, una tarde durante la pandemia nos trajo el más rico pastel de manzana del mundo, y constantemente intercambiábamos mensajes que nos dejábamos en el buzón para sostenernos en el tiempo difícil, tuve la suerte de tenerla en mi casa varias veces para tomar juntas un té, para contarnos, para escucharnos, pese a las dificultades que tuvo que atravesar, con sensibilidad y dulzura siempre preguntó cómo me siento, sobre mis proyectos, mis cosas, algo también excepcional en ella. Hace unas semanas me llamó para que la acompañe al hospital, era urgente pero 5 minutos antes de su llamada Tim había salido y me quedé sola con mi hija, le pedí a Christianne unos minutos para conseguir quien se ocupe de Sofía, pero la ambulancia ya iba a partir, volvió a casa unos días después, luego vino a veces sólo hasta la puerta, su cumpleaños se acercaba, 6 días antes del mío, su día coincidía con una intervención quirúrgica que me daba muy mala espina, la mañana del domingo anterior encontré en mi taller una carta postal de los girasoles de Van Gogh, ella vino a acompañarme muchas veces mientras reproducía ese cuadro, sentí que debía ir a verla, corté las dos únicas flores que tenía en el jardín y se las llevé con un mensaje de esperanza y amor en la postal de los girasoles. En la operación todo se agravó, no pude comunicarme con ella en su cumpleaños porque estaba medicada fuertemente, le fabriqué un pequeño mandala-atrapasol que su hija Veronique le entregó al día siguiente, me llamó contenta, linda… hablé con ella el último domingo, fue ininteligible, la medicación era demasiado fuerte, esta tarde Veronique me contó que Christianne acababa de morir. Christianne, mi amiga, ese domingo yo sentía que era una despedida, el corazón no se equivoca. Sofía dice que no debo estar triste porque pronto todo va a estar bien. Gracias Christianne dulce, generosa y linda.
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Despedida
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