
... voy a tomar la décimo tercera taza de café, quiero tratar de que lo dulce que puede haber en mí se pierda en esta taza o en las demás que deberé tomar mientras me dure la noche, hasta que mi piel empiece a expedir el olor amargo del café sin azúcar para dejar de oler a niña, aunque no pueda dejar de serlo...
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