El yo, aunque esté donde fue puesto la última vez, al pretender retomarlo ya se ha convertido en otro, con rasgos del que fue pero sin dejar de ser distinto; se puede pensar: -¡pero si ha pasado sólo 1 segundo! y es que no hay reglas ni límites en los procesos de mutabilidad a los que el ser está adherido, el cambio simplemente (o complejamente) se da; entonces, ¿cómo comprender un yo que siempre se está relevando a sí mismo?
ADVERTENCIA: El proceso es inacabable.
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