lunes, 12 de octubre de 2009

Lapidosa nocturna

Un escalofrío se apoderó de mi cuerpo, y ahora era el escalofrío quien desde ahí en adelante temía que las alas de la lapidosa nocturna y gorda lograran abrir la ventana para entrar y atacar al escalofrío que quería deshacerse en sudores para que vuelva a ser yo y no él quien tuviera miedo al cosquilleo de esas alas en la piel entrecobijas

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