Querido Caballo de Madera:
No dejes de llevarle a recuperar de los duendes los sueños,
si se pierde entre papeles,
que sea en los que él mismo imprime
con tintas que salen de la ropa sólo con tijera.
Ah! y dile que le extraño
y extraño hablar horas y horas
sobre cómo lograr que la educación cambie.
¿Es que él cabalga hacia el mismo rumbo?
Dile que no tarde en subir a ti
para volar de ida y vuelta
hasta donde yo le espero.
Princesa
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