jueves, 22 de mayo de 2014
Fragmento "La Cantariega"
...Con
sus plumas de ángel y corazón de ruiseñor,
dictaba
los versos a mis canciones del alma...
miércoles, 21 de mayo de 2014
Reflexiones nomás
A veces me pasa que la iglesia me recuerda a una carpa de circo, con un animador, un público, un show.
El vacío intelectual y espiritual de una cultura de consumo, confunde la búsqueda que es de la piel hacia dentro y de la piel al universo. Y antes o después, en casa, todo ese contacto irrespetuoso, intolerante y superficial de patronazgo, me hace pensar que los rituales religiosos en Egomania y no sé si en otras partes del mundo, hacen su buen show para un público seducido por las minifaldas rubias que se pasean en el templo y muchos euros dentro del sobre.
¿Y el mensaje? pague sus impuestos y siéntase por ello noble, venga bien vestido (¿de qué marca es su traje?), aplauda que el espectáculo continua.
El vacío intelectual y espiritual de una cultura de consumo, confunde la búsqueda que es de la piel hacia dentro y de la piel al universo. Y antes o después, en casa, todo ese contacto irrespetuoso, intolerante y superficial de patronazgo, me hace pensar que los rituales religiosos en Egomania y no sé si en otras partes del mundo, hacen su buen show para un público seducido por las minifaldas rubias que se pasean en el templo y muchos euros dentro del sobre.
¿Y el mensaje? pague sus impuestos y siéntase por ello noble, venga bien vestido (¿de qué marca es su traje?), aplauda que el espectáculo continua.
martes, 20 de mayo de 2014
jueves, 15 de mayo de 2014
martes, 13 de mayo de 2014
Entre la negra y yo
Busco en el repertorio de mi alma una canción de cuna, para cantármela, para recobrar la calma
y buscando encuentro a Mercedes que me arrulla, que me abraza, y me dice:
-calma chiquita, la verdad y la transparencia son un regalo que sólo se otorga a los corazones grandes.
y luego me canta:
-Duerme, duerme, negrito...
Y yo sueño, con atención a los riesgos que implica, pero no tengo miedo.
y buscando encuentro a Mercedes que me arrulla, que me abraza, y me dice:
-calma chiquita, la verdad y la transparencia son un regalo que sólo se otorga a los corazones grandes.
y luego me canta:
-Duerme, duerme, negrito...
Y yo sueño, con atención a los riesgos que implica, pero no tengo miedo.
jueves, 8 de mayo de 2014
"Cuentos de nubes"
Del libro "Recorriendo el mundo con la alegría de los niños"
Ilustrado por Sebastián Vallejo P.
Flores del mundo
Elizabeth Yerovi
Isabel Albornoz
Santiago de la Torre
Vanessa Padilla
Muestra colectiva
Quito y París 2014
viernes, 2 de mayo de 2014
Cuentos de Nubes
Se llama Damiana, tiene 6 años, su sueño en la vida
es crecer hasta alcanzar con sus manos las nubes tan lejanas que se transforman
por el capricho del viento.
Su familia quería explicarle que las nubes están muy
altas y que no las podrá tocar, para que al crecer no sufriera una decepción,
pero Damiana efectivamente crecía, por tanto, tenía la certeza de que eso sería
posible un día.
Tomar sopa y vitaminas, comer cereal, jugar básquet,
colgarse de una vara, ella lo intentaba todo para crecer, pero con los años se
daba cuenta de que crecía sí, pero no lo suficiente para alcanzar las nubes,
entonces empezó a estudiar a las aves y en ellas descubrió que no necesitaba
crecer sino volar, cada vez que lo intentó necesitaba un buen tiempo para
recuperarse de la gravedad, pero seguía intentando.
Un día su madre vio con tristeza que su niña había
alcanzado una edad en la que no era posible continuar viviendo de sueños, e
intentó convencerla para que dejara a las nubes en paz.
-¿Cómo renunciar a las nubes, son tan parecidas a ti
y a mí? tienen la nobleza del agua y la furia del trueno, nos llueven, nos
sombran y dibujan las más lindas figuras, además van por doquier conociendo la
belleza del mundo ¡quiero ser nube!
La madre entristeció más, al no poder comprender lo
que no hay porqué comprender.
Un día Damiana ató su corazón al un globo de oro y
helio y cuando llegó a las más pintorescas nubes del cielo, precisamente en un
atardecer de verano, las nubes se hicieron agua, humedecieron su piel y
entonces ella no pudo saber si es las nubes dejaron de ser un algodón puro y
silencioso, para convertirse en las lágrimas de alegría que sus ojos derramaron
por la emoción de soñar y cumplir lo inalcanzable.
Su madre la llamaba desde tierra, pero ella tomó su
tiempo con calma y disfrutó el desvanecimiento de los más resplandecientes
algodones que flotaban por el cielo entero.
Al anochecer las estrellas salían a anunciar el
tiempo de retorno y fue ahí cuando Damiana tuvo que volver a casa y con la voz
repleta de alegría, al llegar, dijo:
-¡mañana alcanzaré las estrellas!
Escrito por: Vanessa
Padilla
Ilustración: Sebastián
Vallejo P.
Canción: Luis Quiroz
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Despedida
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