Esto es sólo un juego, y en este
término es donde se justifica todo; es un espacio de sinsentido donde la
argumentación está dada en que el inicio y el fin son solamente la unión de
fragmentos inconsecuentes que se anulan en la repetición constante del intento
de determinar las reglas de aquel todo, que es sólo un juego.
Una secuencia de fragmentos
inconclusos e indeterminados, contenedores de huellas y sensibilidades que
serán anuladas en el repetitivo pisoteo inevitable al que estas piezas se
hallarán sometidas por ser una metáfora de la cotidianidad que se representa a
través de un juego de palabras que juegan a los roles del azar sin que haya un
premio más allá del juego en sí mismo, jugando por el reconocimiento del yo como
triunfador, como no-perdedor, como quien vence para no ser vencido.
El jugador buscará ganar y lo
hará porque aunque haya que fragmentar, los fragmentos se cortarán hasta no
quedar parte posible por dividir, ese será el fin del juego, aunque el fin sea
aquí sólo el punto de partida.
a)
Rompecabezas.-
juego de paciencia; fragmentos desordenados que pueden unirse entre ellos o
permanecer incompatibles según el nivel de tolerancia que una pieza cóncava o
convexa tenga con respecto a la otra.
b)
Texto.-
juego de palabras; discursos armados y desarmados con los que el jugador
intenta mantenerse dentro del juego. Comodín con el que puede o no haber
coherencia, pero no puede faltar convicción.
c)
Piel.-
juego de sensibilidad; del latín pellis,
se extiende sobre todo el cuerpo y se presenta fragmentada y vulnerable frente
a la posibilidad de que el jugador, a partir de pisoteos, borre de su
superficie las huellas, color, olor, sabor y textura que alguna vez tuvo.
El juego intenta mostrarse como
una metáfora de la individualidad, que más que presentarse como ideología se
presenta como actitud, como estrategia, como mecanismo de supervivencia social;
la competencia, el reconocimiento, ganar o perder, manejar una ficha o ser una
de ellas, todo esto está presente no sólo en un juego, sino también en casi
todas las actividades en las que un individuo interactúa con otro.
En este ejercicio las piezas de
un rompecabezas, cubiertas de imágenes de piel y portadoras de las palabras que
argumentan este proyecto, se hallan esparcidas en el suelo, el espectador podrá
pasar sobre ellas como pasa el jugador sobre su contrincante, y podrá armar con
estos fragmentos un discurso cualquiera, con el cual permanecerá dentro de un
juego cuya validez se da en la intervención que realice el jugador, y en la
intención que este tenga al jugar.
Los límites se hallan en el
intento de ironizar al discurso en la deconstrucción de las frases que
simultáneamente se deconstruyen para crear la posibilidad de armarlo o
desarmarlo sin un orden... o con uno, o con más. El discurso puede formarse de
la manera que sea, sólo necesita de aquel ingrediente tan bien manejado en
sectores determinados del espacio artístico plástico: “palabras”; cuando las
tenemos muchos solemos procurar hallar verbos, de preferencia regulares que se
conjuguen en tiempos simples o complejos, que se combinan y por medio de
derivados verbales forman frases de modo infinitivo e indefinible.
(Es esencial en muchos casos
hacer énfasis en acentos y tildes para evitar ambigüedades gratuitas, aunque a
veces pase por alto el mal uso de jotas,
ges, yes, elles, ces, eses, zetas y demás).
REGLAS:
Este es un juego de sonidos, si
no los escucha ahora, probablemente no ha cumplido aún con los requisitos de
frecuencia de la unidad de cualquiera de las partes de los períodos iguales de
tiempo en que se marca el ritmo de las frases.
Existe un número determinado de
ondulaciones de un movimiento vibratorio que necesariamente usted debe receptar
para poder iniciar esta partida, si sus sentidos no la percibe, por favor,
inténtelo más tarde. En caso de que haya cedido a estos agentes, debe tener muy
en cuenta las señales de reglamentación con las que se marca un sinnúmero de
prohibiciones y obligatoriedades.
Usted puede tomar estas fichas y
colocarlas en el sitio correspondiente según el discurso con el que se
envolverá la piel para protegerse de sus competidores que intentarán formar
series de frases extensas para cubrirse también.
No olvide que desde este punto (
. ) usted es un jugador más y está propenso a retozar; su objetivo es ganar; el
juego siempre ha sido parte de su naturalidad y ahora lo es también de su
artificialidad. El triunfo depende de la estratégica astucia con la que logrará
invertir las reglas de este juego de sonidos que si no los escucha no quiere
decir que no están sonando.
Si los sonidos lo envolvieron
hasta que su pie marque el ritmo con un leve golpecito contra el suelo, usted
pasa a un nuevo nivel, el de las luces, aquí es donde usted deberá manejar las
sombras para ocultarse y/o mostrarse en ellas según corresponda, los co-jugadores
procurarán usar las luces para evidenciarlo en sus fallas y para recalcar
reiteradamente las transgresiones, (por mínimas que sean), que usted realice
dentro o fuera del juego. Los “otros” sabrán usar también las sombras para
verlo de mejor manera, es esa una de sus estrategias, han aprendido a ver del
lado oscuro, por lo tanto por más que usted se oculte, igual será observado,
aprenderán de sus tácticas y su desenvolvimiento deberá ser más cauteloso.
Para continuar deberá tomar el
dado de la ficha 21 que contiene del 1 al 6, láncelo y según el número que el
azar le haya otorgado sabrá si un número par o impar es quien dirige la
disciplina emocional con la que usted acepta que sea una caja de números la que
decida cuánto avanzar o retroceder.
El número 1 quizás sea el más
apropiado cuando sienta la necesidad de ser el único y el primero, en el tres
hay un subjuego interesante de ocultar y seducir cuando el 1 y el 2 han llegado
a la monotonía, ahí es cuando el 3 aparece tratando de eliminar al 2 usando a
la demencia como recurso para no dar explicaciones; el 4 tiene estaciones
cálidas y frías que pueden contrastar una muy deliciosa piel morena con la
excesivamente pasiva tez blanca que ojalá se junten en el 5 de los sentidos
para que el juego vuelva a los sonidos, siga a las luces, llegue al nivel de
los aromas y saboree la sal que las pieles contrastadas expiden cuando
acarician; si el número es el seis, ha conseguido la numeración más alta, aquí
la fortuna es relativa, si cree que todo es mejor en gran cantidad, abandone el
juego ahora, hágalo de cualquier manera porque ninguna de las escaleras con las
que pasaría de un nivel a otro se encuentran disponibles a menos que pueda
volar, si usted sabe volar no puede jugar este juego porque está diseñado para
quienes se mantienen en los límites establecidos, de ahí que las reglas tienen
la importancia que tienen, si usted vuela podrá atravesarlos sin ninguna
imposibilidad, entonces el juego dejaría de ser juego. Si usted se halla
sometido a las reglas, las trampas que ha hecho desde el inicio lo descalifican
irreversiblemente, porque al no escuchar ningún sonido, usted no estaba
preparado para empezar, usted no debió haber continuado ¿Por qué lo hizo?
Seguramente tampoco pudo realizar el lanzamiento del dado, ni atravesar niveles
sin volar y sin escalera.
Este juego no está hecho para
usted, pero no se aflija, es solamente un juego que podrá reiniciar cuando
quiera hacerlo y si es que lo quiere hacer, mientras tanto usted ha perdido,
esta vez el juego le ha ganado.
Este es solamente un juego, de
sonidos, de luces, de azar, de paciencia, de palabras y de sensibilidad, un
discurso más, construido igual que cualquier otro, con una intensión, pero sin
ningún fin.
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