jueves, 9 de abril de 2015

Juego de palabras





Esto es sólo un juego, y en este término es donde se justifica todo; es un espacio de sinsentido donde la argumentación está dada en que el inicio y el fin son solamente la unión de fragmentos inconsecuentes que se anulan en la repetición constante del intento de determinar las reglas de aquel todo, que es sólo un juego.

Una secuencia de fragmentos inconclusos e indeterminados, contenedores de huellas y sensibilidades que serán anuladas en el repetitivo pisoteo inevitable al que estas piezas se hallarán sometidas por ser una metáfora de la cotidianidad que se representa a través de un juego de palabras que juegan a los roles del azar sin que haya un premio más allá del juego en sí mismo, jugando por el reconocimiento del yo como triunfador, como no-perdedor, como quien vence para no ser vencido.

El jugador buscará ganar y lo hará porque aunque haya que fragmentar, los fragmentos se cortarán hasta no quedar parte posible por dividir, ese será el fin del juego, aunque el fin sea aquí sólo el punto de partida.

a)     Rompecabezas.- juego de paciencia; fragmentos desordenados que pueden unirse entre ellos o permanecer incompatibles según el nivel de tolerancia que una pieza cóncava o convexa tenga con respecto a la otra.

b)    Texto.- juego de palabras; discursos armados y desarmados con los que el jugador intenta mantenerse dentro del juego. Comodín con el que puede o no haber coherencia, pero no puede faltar convicción.

c)     Piel.- juego de sensibilidad; del latín pellis, se extiende sobre todo el cuerpo y se presenta fragmentada y vulnerable frente a la posibilidad de que el jugador, a partir de pisoteos, borre de su superficie las huellas, color, olor, sabor y textura que alguna vez tuvo.

El juego intenta mostrarse como una metáfora de la individualidad, que más que presentarse como ideología se presenta como actitud, como estrategia, como mecanismo de supervivencia social; la competencia, el reconocimiento, ganar o perder, manejar una ficha o ser una de ellas, todo esto está presente no sólo en un juego, sino también en casi todas las actividades en las que un individuo interactúa con otro.

En este ejercicio las piezas de un rompecabezas, cubiertas de imágenes de piel y portadoras de las palabras que argumentan este proyecto, se hallan esparcidas en el suelo, el espectador podrá pasar sobre ellas como pasa el jugador sobre su contrincante, y podrá armar con estos fragmentos un discurso cualquiera, con el cual permanecerá dentro de un juego cuya validez se da en la intervención que realice el jugador, y en la intención que este tenga al jugar.

Los límites se hallan en el intento de ironizar al discurso en la deconstrucción de las frases que simultáneamente se deconstruyen para crear la posibilidad de armarlo o desarmarlo sin un orden... o con uno, o con más. El discurso puede formarse de la manera que sea, sólo necesita de aquel ingrediente tan bien manejado en sectores determinados del espacio artístico plástico: “palabras”; cuando las tenemos muchos solemos procurar hallar verbos, de preferencia regulares que se conjuguen en tiempos simples o complejos, que se combinan y por medio de derivados verbales forman frases de modo infinitivo e indefinible.

(Es esencial en muchos casos hacer énfasis en acentos y tildes para evitar ambigüedades gratuitas, aunque a veces pase por alto el mal  uso de jotas, ges, yes, elles, ces, eses, zetas y demás).

REGLAS:

Este es un juego de sonidos, si no los escucha ahora, probablemente no ha cumplido aún con los requisitos de frecuencia de la unidad de cualquiera de las partes de los períodos iguales de tiempo en que se marca el ritmo de las frases.

Existe un número determinado de ondulaciones de un movimiento vibratorio que necesariamente usted debe receptar para poder iniciar esta partida, si sus sentidos no la percibe, por favor, inténtelo más tarde. En caso de que haya cedido a estos agentes, debe tener muy en cuenta las señales de reglamentación con las que se marca un sinnúmero de prohibiciones y obligatoriedades.

Usted puede tomar estas fichas y colocarlas en el sitio correspondiente según el discurso con el que se envolverá la piel para protegerse de sus competidores que intentarán formar series de frases extensas para cubrirse también.

No olvide que desde este punto ( . ) usted es un jugador más y está propenso a retozar; su objetivo es ganar; el juego siempre ha sido parte de su naturalidad y ahora lo es también de su artificialidad. El triunfo depende de la estratégica astucia con la que logrará invertir las reglas de este juego de sonidos que si no los escucha no quiere decir que no están sonando.

Si los sonidos lo envolvieron hasta que su pie marque el ritmo con un leve golpecito contra el suelo, usted pasa a un nuevo nivel, el de las luces, aquí es donde usted deberá manejar las sombras para ocultarse y/o mostrarse en ellas según corresponda, los co-jugadores procurarán usar las luces para evidenciarlo en sus fallas y para recalcar reiteradamente las transgresiones, (por mínimas que sean), que usted realice dentro o fuera del juego. Los “otros” sabrán usar también las sombras para verlo de mejor manera, es esa una de sus estrategias, han aprendido a ver del lado oscuro, por lo tanto por más que usted se oculte, igual será observado, aprenderán de sus tácticas y su desenvolvimiento deberá ser más cauteloso.

Para continuar deberá tomar el dado de la ficha 21 que contiene del 1 al 6, láncelo y según el número que el azar le haya otorgado sabrá si un número par o impar es quien dirige la disciplina emocional con la que usted acepta que sea una caja de números la que decida cuánto avanzar o retroceder.

El número 1 quizás sea el más apropiado cuando sienta la necesidad de ser el único y el primero, en el tres hay un subjuego interesante de ocultar y seducir cuando el 1 y el 2 han llegado a la monotonía, ahí es cuando el 3 aparece tratando de eliminar al 2 usando a la demencia como recurso para no dar explicaciones; el 4 tiene estaciones cálidas y frías que pueden contrastar una muy deliciosa piel morena con la excesivamente pasiva tez blanca que ojalá se junten en el 5 de los sentidos para que el juego vuelva a los sonidos, siga a las luces, llegue al nivel de los aromas y saboree la sal que las pieles contrastadas expiden cuando acarician; si el número es el seis, ha conseguido la numeración más alta, aquí la fortuna es relativa, si cree que todo es mejor en gran cantidad, abandone el juego ahora, hágalo de cualquier manera porque ninguna de las escaleras con las que pasaría de un nivel a otro se encuentran disponibles a menos que pueda volar, si usted sabe volar no puede jugar este juego porque está diseñado para quienes se mantienen en los límites establecidos, de ahí que las reglas tienen la importancia que tienen, si usted vuela podrá atravesarlos sin ninguna imposibilidad, entonces el juego dejaría de ser juego. Si usted se halla sometido a las reglas, las trampas que ha hecho desde el inicio lo descalifican irreversiblemente, porque al no escuchar ningún sonido, usted no estaba preparado para empezar, usted no debió haber continuado ¿Por qué lo hizo? Seguramente tampoco pudo realizar el lanzamiento del dado, ni atravesar niveles sin volar y sin escalera.

Este juego no está hecho para usted, pero no se aflija, es solamente un juego que podrá reiniciar cuando quiera hacerlo y si es que lo quiere hacer, mientras tanto usted ha perdido, esta vez el juego le ha ganado.

Este es solamente un juego, de sonidos, de luces, de azar, de paciencia, de palabras y de sensibilidad, un discurso más, construido igual que cualquier otro, con una intensión, pero sin ningún fin.

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