Querido Vincent:
Hace 22 años llegó un nuevo profesor a mi colegio, en un
recreo lo encontré leyendo un libro y como vio mi interés prometió prestármelo
cuando lo terminará, así te conocí, a través de tus cartas, tu literatura y
después entré al mundo mágico de tus colores y formas. Pude conocer desde muy temprano que quería ser pintora-escritora como tú, encontré maravillosas personas en el
camino y luego en un laberinto contemporáneo me perdí, perdí toda esperanza y
fe en el arte, todo estaba embadurnado, oscuro, pero mi primera experiencia hace 5 años de
ver tus obras originales me revivió. He seguido tus pasos, he recorrido una
parte del mundo para conocerte, y puedo sólo darte gracias una y mil veces y
encender mi vela color girasol, para rendirte homenaje, porque un día como hoy
te volviste eterno. Luz y progreso querido maestro.
Tuya
Vane