lunes, 22 de junio de 2020
Nonagésimo octavo día
En unos minutos tendremos la última clase del módulo de percusión corporal, se puede sentir cómo rápido pasa el tiempo, los lunes tiene esta alegría de reencontrarnos y aprender, de descubrir esta nueva manera de sentir la música, es un poco lo que me pasa con mi investigación sobre el gran cronopio, suena raro pero la percusión es como la lingüística, te permite una nueva aproximación, una lectura más estructurada, un conocimiento más profundo, ambas te permiten amar aún más las canciones y los cuentos. La Sofi es mi compañera en estos descubrimientos, y chasquea los dedos y aplaude para practicar los ritmos y se deja encantar con los libros, mi compañerita.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Despedida
El cielo de la añoranza me cubre, una dicotomía entre calidez en la piel y un frío que penetra hasta los huesos, se va pintando un lila suav...
-
Caminando en el bosque, entre tantos árboles me acerco a acariciar uno. Me dice: Sigue caminando, hay una niña perdida. Unos metros adelant...
-
Hace unos meses lloré tanto en una terapia que sentí que se me había secado el alma, no volví a llorar desde ahí, hasta hoy frente al cuad...
-
Hace unos 20 años la asociación de dermatólogos organizaba en Quito un Salón de arte y piel, mi obra ganó una mención honorífica "por p...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias