martes, 23 de junio de 2020

Nonagésimo noveno día

Mi segundo día sin tomar café, grave. El resultado de no manejar mis emociones, de acumular el estrés y la angustia, he tenido que suspender mis clases de mañana para recuperarme, pero desde esta tarde me siento mejor, mi cuidadora chiquita me ha acompañado con su blablablá y sus sonrisas todo el día y eso sí que ver a alguien tan sinceramente feliz sólo puede dar felicidad. Hay que rodearse de gente con esperanza, que cree en lo que hace, que hace milagros, que es sensible, que sabe dar y recibir, que valora su propia vida porque sabe cuánto puede aportar al mundo... qué suerte tener gente así en mi vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias

Despedida

El cielo de la añoranza me cubre, una dicotomía entre calidez en la piel y un frío que penetra hasta los huesos, se va pintando un lila suav...