martes, 9 de junio de 2020

Octagésimo quinto día

Mi maestra me decía hace muchos años cuando publicábamos las "Historias de trapos" que no me preocupe, que nos quemamos las pestañas muchas noches y que merecemos que todo salga bien, así fue, ahora estoy en la fase final de otro proyecto y puedo decir que quemarse las pestañas tipeando los textos con un bebé enchufado a la chichi, las hormonas revueltas, el cansancio a su más alto nivel, no es lo mismo que los desvelos de pasiones y café con que escribía mis cuentos, pero estoy feliz, cada vez más cerca de poder agradecerle a la Sofi por acompañarme en todo el proceso.

"Historias de trapos" Vanessa Padilla 2012

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias

Despedida

El cielo de la añoranza me cubre, una dicotomía entre calidez en la piel y un frío que penetra hasta los huesos, se va pintando un lila suav...