martes, 8 de diciembre de 2020

Escritura creativa

Por Vanessa Padilla 
Para Xocé López 

 De mi madurez depende mi fuerza ¿o más bien mi debilidad? Siendo joven me siento más fuerte, más dispuesta a enfrentar tormentas, con el paso del tiempo sé que terminaré por desprenderme y caer en un en un ritmo incierto, pero cambiar es parte de mi naturaleza, sólo que los cambios a veces traen consigo el temor a lo incierto. Mi árbol es mi matriz, no puedo imaginar la vida lejos de él, de esta rama que me sostiene, de mis hermanas, de mi familia, el agua es mi fuerza, puedo ver como llega, transparente y sublime, y cuando no está decaigo, la extraño, pero cuando la veo llegar vestida de nube, en forma de lluvia, mi verdor se intensifica y retomo la fuerza que necesito para respirar profundo y dar aire al aire, vida a la vida, sus gotas se deslizan sobre mí, un cosquilleo frío me atraviesa, es placentero y dulce a la vez, a veces logra apagar el fuego que se produce cuando todo está muy seco, y cuyo ardor nos amenaza, nos obliga a esquivar las cenizas que vuelan en nuestro entorno, asediándonos, obligándonos a encrisparnos y temer lo peor, pero con la tierna lluvia el alivio vuelve, vuelve la frescura, la esperanza. El tiempo ha pasado, mi verdor ha maquillado su vibración con marrones y rojizos tintes de fuego, el sol pasó por mí ya tantas veces, que la tierra me llama y mi tallo se va secando obligándome a reconocer que el tiempo llega, el tiempo de soltar, de morir, de volver a la tierra para alimentarla, entonces puedo sentir un viento leve acariciarme, baila conmigo el vals del tiempo, siento como si tuviera unas manos capaces de sostener mi vaivén y a la vez rozar con ternura mi miedo para dotarme de fuerza, de coraje, y así llega mi momento, me desprendo y empiezo a caer, mi caída sigue siendo una danza con el viento y poco a poco beso el suelo, donde dejo de ser yo, soy una más, una hoja que ha abandonado las ramas de su amado árbol para ser quien lo nutre con lo mejor de su ser, hoy soy tierra, mañana seré árbol otra vez y brotaré como una nueva hoja que reverdecerá con el canto de los pájaros, que añorará a la nube y sus gotas, que le temerá al fuego y que un día otra vez perderá la vida para entregarla con ayuda del viento, a la tierra, al agua y al sol.

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