viernes, 12 de marzo de 2021

Escritura creativa

 LA NUBE

Por Isabel Guaricela

¡Qué privilegiada me siento! Soy el aliento de los dioses, soy el elemento que da vida a la franja de colores que adorna el horizonte con vívidos colores. Soy esa gran masa de vapor de agua contenida en la bóveda celeste a la que todos llaman nube. Y por si esto fuera poco, tengo el poder de observar a todos los seres que transitan allá abajo en la tierra en diferentes lugares. Veo a muchas personas que corren, ajetreadas y ensimismadas, en las atestadas calles de las ciudades; estas, casi me ignoran; adivinan mi existencia solamente cuando decido refrescar su ambiente seco y ardiente, cargado de minúsculos sopores, con mis gotas condensadas y frescas cuando me mece el gigante copo de aire que me sostiene. Veo a otras personas que viven en el campo, y con mucha calma y empeño, se dedican a cultivar la tierra y a la crianza de animales para alimentarse y alimentar a sus congéneres. Para estas personas soy muy importante, de mi presencia depende el éxito de sus actividades. El resto de seres que vislumbro desde mi lejana estancia apenas me perciben, pero implícitamente participo en su vida.

Además, tengo la inigualable facultad de modificar mi forma dependiendo de mi estado de ánimo, hay momentos en los que mis pensamientos me llevan a encarnar brazos, piernas y dorso de una hermosa ninfa; mas, si algún soplo inesperado me perturba el sueño, puedo recoger mis extremidades, encogerme y aparecer como un gran león dormido soñando en el ser que a continuación seré para ti. Sí, para ti que en este momento me observas. Pero ya no soy más ni la ninfa ni el león dormido, soy simplemente lo que quieres ver en mí, lo que buscas en tu interior porque todo está dentro de ti, yo solamente ayudo a dar forma tus deseos. Y, si ahora estás buscando acaso una mariposa o un ave que aliviane tu cuerpo y el peso que llevas por dentro; sí, aquí estoy con mis alas extendidas: un ligero colibrí. Mas, ni tú ni yo permanecemos en el tiempo, yo me diluyo constantemente y tú cambias día tras día porque todos nos transformamos: hoy, no somos los que fuimos ayer, y, mañana no seremos lo que somos hoy. Quizá allí reside la magia de la vida, siempre estamos buscando algo más para crecer y no perder el interés en la existencia.

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