Portal
Por Tomás Bucheli
INTERIOR OSCURO
Sixto entra por quinta vez al ropero donde deja sus cosas al entrar desde la puerta que da a la calle. Ahí no sólo descarga sus objetos recogidos en su recorrido, sino que deja sus ideas y con cada objeto familiariza su entorno como si cada uno fuera la llave ahora para las ideas que necesita para reconocer el lugar donde vive. Hoy como ayer no ha abierto su álbum, lo ha dejado en suspenso como queriendo renunciar a algo que cada vez lo tenía más pendiente. Días anteriores había sentido, como cada año, un bloqueo creativo, no existía más aquel cordón que unía su día en casa con sus recorridos entre las ideas que aquella foto le provocaba.
INTERIOR BRILLANTE
Sus dedos juegan con la esquina suavizada de cartón de la fotografía, además de esto, él no encuentra error en su recuerdo. No erra el tiempo, ni la memoria, hasta el recuerdo del olor evoca un sueño congelado en el tiempo, un deseo de ser algo extinto en su rutina. Recordaba con claridad que su sonrisa en aquella fotografía fue un tanto fingida, no por no estar completamente feliz, sino por no estar seguro de cómo se ve su sonrisa cuando disfrutaba de una felicidad que da más paz que exaltación. Su idea se sostenía precisamente en lo enigmático que le resultaba todavía sentir eso como parte de su vida. Ahora tampoco hallaba mayor motivación al ver esta imágen como en otros días, así que probó cambiar de página y seguir con la siguiente foto de su álbum de recuerdos, libro que yacía ahí como pasaporte de su mismo recorrido.
El agua caliente empezó a empañar la cubierta, había olvidado que siempre el calor termina mojando sus hojas y sus apuntes. No se molesta en justificar estas manchas, muchas veces han sido afirmadas con signos o rayones que unen a varias de ellas en cada página. Esta vez la gota dibujaba una mueca en la cara de Amparo y su recuerdo no podía dejarlo tranquilo, hay fotos que detonan memorias dolorosas, no por lo que representan, aquí ella tenía una sonrisa inusual a la de sus perfiles, como estallando por un segundo con un grito de alegría, y escuchaba su risa.
ESPEJO DEL BAÑO EN PRIMER PLANO
-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que fui al baño-, pensó.
Escudriñó por varios segundos los vellos de sus cejas y regresando a ver sus dedos que sostenían duramente un papel suspiró mientras volvía a depilar unos vellos faltantes.
La danza entre su mirada, sus dedos endurecidos por el tiempo y la humedad del espejo se volvía cada vez más sensual y frenética.
Suspirando otra vez, recoge uno a uno como si le sobrara tan sólo un aliento más en el día, cada pedazo de su rostro.
Los ubica en el orden que recordaba tenían en el espejo y en un puñado navegan por el aire al tacho de la basura, donde adornan un ruido infinito de imágenes que forman un collage ahí en el fondo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias