martes, 23 de marzo de 2021

Escritura creativa

Por Vanessa Padilla

Siempre es más fácil cuando todo viene dado y ahora me encuentro en el aprieto de elegir, me pregunto qué pasará si tomo un rumbo o el otro, si no hay marcha atrás, si me equivoco, si me pierdo, si me juzgan, si me arrepiento… toda la disyuntiva está en que desde siempre me acostumbré a que las decisiones las tomaran por mí, pero debo irremediablemente tomar las riendas de mi vida y dirigirme hacia mi meta que es ser yo misma, aunque el precio de un error sea el fracaso, de todas formas el riesgo es sólo mío y el reto de la aventura será hallar alegría a cada paso, empiezo a bailar el péndulo y cuando le pregunto si estoy lista se ríe de mí: -cómo voy a saber mejor que vos si estás lista… bueno, bueno- y me marca con intensidad un círculo lleno de energía, mi péndulo me autoriza, me da carta blanca para continuar y mientras sigo mi andar lanzo una moneda por los aires y la veo danzar reflejando intermitentemente la luz del sol, siempre quiero que caiga en la palma de mi mano pero nunca cae donde quiero así que debo correr detrás de ella cuando se va rodando por los suelos, después no me acuerdo bien qué consigna determiné para cara y cuál a cruz, pero no quiero seguir corriendo detrás de otra moneda así que doy unos golpecitos en mi frente para recurrir a mi intuición, mi brújula, la que me muestra el sur, la que me indica las coordenadas exactas de mi posición en el mundo, la que me muestra en imágenes, memorias, sentimientos mi rumbo, cuando la puerta que quiero abrir es la que me lleva a mi destino y me salva de caer en los laberintos inhóspitos del miedo y la incertidumbre, mi brújula y mi farol, dormida y despierta. Se ríe el péndulo nuevamente y en tono de burla me pregunta si quiero saber si estoy lista para dar el siguiente paso. -No pues- le digo, -cómo vas a saber mejor que yo-. Aquí voy.

 

 

 

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