domingo, 30 de mayo de 2021

Escritura creativa

 EL TIC

Por Marlene Arévalo 

Gabriel se llama la figura de un niño que fue elaborado gracias a la habilidad de unas manos que parecieran tener magia, dando forma a la tela, cuya textura y suavidad hacen de este trabajo una verdadera obra de arte.

El curioso personaje está dentro de una escuela, construida con madera envejecida, también tiene algo de magia, por sus formas y acabados que le dan un cálido ambiente, agradable y acariciante.

En su interior hay arcilla, que con impaciencia espera, pronto ser moldeada por un ingenioso artista, por algún artesano, o quizá por un principiante que con sus hábiles mano comience a darle las formas, como lo hace el alfarero.

Gabriel cuenta a su madre, las experiencias vividas, cuando a la escuela acude, a través de las palabras, expresa sus emociones, sentimientos, frustraciones y siente que se libera, lo hace con gran solvencia. Sin embargo, al hacerlo ésta detecta en su hijo, que mientras habla, algo curioso sucede, abre y cierra sus ojos de manera involuntaria y continua.

-¿Es que algo te sucede?  Pregunta la madre al hijo.

Quien no se daba cuenta de aquello que le pasaba, solamente se percata al hacerlo notar su madre.

Su tic nervioso empieza a acomplejarlo, decide tomar la arcilla de la escuela de madera, empieza a hacer figuras que le permiten una relajación emocional, siente alegría, demuestra su ingenio y creatividad, fija la mirada en la arcilla y en las figuras y eso le da mucha paz y serenidad.

Mejoran sus desajustes emocionales, le llenan de energía, logra controlar su cuerpo.

Crean emociones que influyen en su bienestar físico y mental.

Manipular las figuras le llevaba a apaciguar sus sentimientos de ansiedad, logra una comunión entre la mente y el alma.

Cierra sus ojos, reprograma su manantial energético y el sentimiento de ansiedad desaparece.

Luego de moldear la arcilla, se dirige a su madre nuevamente, ella puede observar que el tic ha desaparecido.

 

 

 

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