P(o)etiza tenía en su dedo medio una pequeña deformación por apretar mucho el esfero hasta que se agote la tinta, y en su mano entera el dolor cotidiano por estar escribe y escribe. De cansancio se quedó dormida con los papeles tirados por el suelo, con frases descoordinadas, sin musicalidad, sin esencia. La despertó un toc-toc en la puerta, despeinada abrió, era una ilusión, mejor dicho, un ilusiono, uno de sus personajes idealizados venía a reclamar justicia: No soy el que describes, que sí eres, que no, que sí. Además, no pones ni tildes ni comas, no quiero ser el personaje de una escritora imperfecta, que no soy tan imperfecta, que sí. Y para evitar que él descubriera sus frases sin musicalidad ni esencia, corrió para recogerlas, pero resbaló con las comas y cayó de cabeza esparciendo las tildes por doquier. Él, decepcionado por el desorden se marchó.
lunes, 1 de noviembre de 2021
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