La sangre marca un ritmo, el respirar marca otro ritmo, el andar, el parpadear, igual que el segundero, pero con velocidades distintas y también con intensidades diferentes, todo a la vez: y mientras tanto el clima aumenta sus grados cuando más "yos" y más "otros" se acumulan, demasiados ritmos, sin ritmo, vaivenes sin a dónde ir ni de dónde venir, respiraciones confusas, inhalaciones de ruido, exhalaciones de dudas.
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Despedida
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Que buenovanessa leerteotraves sobretodoenmiltiempos que seharianunoentumirada yesquelahistoriademañana dejodeserpresentequeseescapapa paestarotraves haymásonrisas quesepuedanusarottttrayotraocasion
ResponderBorrarunabrazovanessa tesperoenlassiguientestresletras
Me gusta la analogía que haces entre la sangre y el tiempo... saludos.
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