martes, 29 de septiembre de 2009

Cama para uno

No sé si ese roce de lodo era una caricia pero creo que de alguna forma despertaba un exceso desordenado de no tener ideas, y no pude recordar cuándo fue la última vez que una caricia se había ahogado en mi ombligo. Decidí levantarme para tejer unas medias-secas y una cobija con las agujetas de las llaves que se tragó la puerta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias

Despedida

El cielo de la añoranza me cubre, una dicotomía entre calidez en la piel y un frío que penetra hasta los huesos, se va pintando un lila suav...