Poesía sin palabras

En el mundo de los que más saben todo está calculado, adónde, cuándo, cómo, hay una agenda con todo escrito, hay una reservación, hay un menú elegido... nunca fui buena para las recetas de cocina, nunca me gustó seguir pasos y poner una pizca de lo que quiero poner una taza entera, nunca me gustó recibir órdenes sino consejos, nunca me gustó un grito de una voz que puede saber dialogar, nunca me gustó que el estereotipo no nos deje conocer más allá de una imagen, nunca me gustó el despilfarro, el exceso, la mentira, la superficialidad, pero amo lo simple porque lo simple es tan bello. Me gusta aprender, me gusta quien me cuenta cuentos, quien canta, quien susurra, me gustan las aves que llevan y traen en su canto los mensajes de Dios, el canto de los pájaros es poesía sin palabras, no me gusta la religión pero Dios sabe de las bellas artes, de la música, de la espontaneidad, no creo en las recetas de los libros, pero creo en las imágenes que veo al cerrar los ojos, porque me muestran el camino, gracias a estos mensajes mi agua fluye, mi camino está trazado y mis pies andan, mi voz canta, mis manos acarician, mis ojos se cierran porque así escucho mejor, mi corazón ama, mi cabeza olvida, mis sueños anuncian y el presente me regala las palabras para poder decir que el mundo no tiene nada calculado, no tiene agenda, no tiene pasos a seguir, ni órdenes, ni gritos, ni estereotipos, ni despilfarro, ni excesos, ni mentiras, ni superficialidad, el mundo tiene este sol que abriga.