Caballo de
madera, siempre leal, traslada de un rincón a otro del mundo, el abrazo
maravilloso de nosotros... y los duendes hacen fiesta. En la tristeza, en los sueños
de cambiar el mundo, en la alegría infinita del reencuentro, caballo de madera,
noble y bello, conduce los sueños atravesando el atlántico, nada como pez,
vuela como ruiseñor y trotando nos une irrompiblemente con un cordón de plata. Le quiero
Gary Plaza.
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