En esta carta me pongo el sombrero azul-nostalgia, porque estuve sentada
en el pupitre de la estudiante y en la silla de la profesora y en la transición
descubrí 4 cosas que fueron y son fundamentales en mi vida:
Uno: el aula de arte es mi aula
Dos: la clase de literatura es mi clase
Tres: la primera voz de la banda es mi voz
Y cuatro: Educar es un acto de amor
Dos: la clase de literatura es mi clase
Tres: la primera voz de la banda es mi voz
Y cuatro: Educar es un acto de amor
Con esto quiero decir que, lo que ahora tengo como herramientas para
trabajar y para vivir, inició aquí, en el Colegio George Berkeley.
Descubrí también que el mundo se descubre de adentro hacia fuera, que las más sublimes manifestaciones de arte las crea Dios cada día, que las palabras vibran “de los pies al alma”(no importa en qué idioma) y que la música es el lenguaje del mundo.
En este escenario pude ver crecer de a poco al niño por quien más amor y orgullo siento, y también vi crecer a mi madre, como educadora... como ser humano.
Ella no fue solamente mi madre, fue la madre de todos quienes supieron recibir de ella su sabiduría, su afecto, su ilusión. Cuando despierto pienso en ella como mi mayor referente y qué orgullosa me siento.
Me cambio al sombrero rojo-alegría, y desde lo lejos que puedo estar ahora mismo, celebro con el corazón muy junto a ustedes.
Gracias Marianita por creer en mí, por apostarle a mi triunfo y por bendecir mi camino. Bendigo el suyo y la abrazo.
Luz y progreso a todos quienes somos parte de este escenario donde tanto se construyó.
Vanessa Padilla
Descubrí también que el mundo se descubre de adentro hacia fuera, que las más sublimes manifestaciones de arte las crea Dios cada día, que las palabras vibran “de los pies al alma”(no importa en qué idioma) y que la música es el lenguaje del mundo.
En este escenario pude ver crecer de a poco al niño por quien más amor y orgullo siento, y también vi crecer a mi madre, como educadora... como ser humano.
Ella no fue solamente mi madre, fue la madre de todos quienes supieron recibir de ella su sabiduría, su afecto, su ilusión. Cuando despierto pienso en ella como mi mayor referente y qué orgullosa me siento.
Me cambio al sombrero rojo-alegría, y desde lo lejos que puedo estar ahora mismo, celebro con el corazón muy junto a ustedes.
Gracias Marianita por creer en mí, por apostarle a mi triunfo y por bendecir mi camino. Bendigo el suyo y la abrazo.
Luz y progreso a todos quienes somos parte de este escenario donde tanto se construyó.
Vanessa Padilla
Múnich 29 de junio de 2012
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