miércoles, 18 de marzo de 2020

Segundo día

No hay que confundir desobediencia civil con obstinación irresponsable, poner en riesgo la vida de quienes son vulnerables no se justifica, no es revolución, no es ni chistoso. Es el segundo día de confinación, tenemos suerte, estamos juntos, empieza a salir el sol, todavía hay café... pero es triste ver a la distancia, que con la afirmación "no ha nacido todavía el que me diga si salgo o no" aumenta el riesgo de propagación, y hay personas en riesgo que deben aislarse pero siguen cuidando los guaguas de sus hijos que se pasean por las playas, que están en aeropuertos, en contacto con infectados, tocando a la que es y no es.  Es una bomba de tiempo. Los míos saben que el aislamiento es un esfuerzo necesario,  y les doy gracias porque cuando están bien mi corazón se alegra, pero algunos de los que no son tan míos y amo mucho no entienden a lo que se exponen y exponen a los demás. En mi país el presidente no asoma, no es que haga falta, es que en mi país el pueblo está desinformado, desamparado, no hay investigación, recursos, voluntad. Hay mucho por hacer en casa, amar a la familia por ejemplo, reencontrarse con lo esencial y fortalecer la esperanza. ¿Cuánta gente encontraron ayer? yo encontré a Tim, Sofía, con quienes vivo, y he visto desde el jardín a Jacques y Nina, hemos respetado la distancia de seguridad, en el día 1 nuestro riesgo de contagio fue: cero. Quédense en casa.

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