miércoles, 1 de abril de 2020
Decimosexto día
Intento periódicamente estar en contacto con mis estudiantes, ellos son parte de mi vida cotidiana, y son todos personas buenas. Dos de ellas tal vez en peligro? ojalá que no, pero me he apresurado en bordar algunos de sus nombres en mi mandala. En Ecuador, es espeluznante lo que pasa. La gente, gente querida no entiende la gravedad, siguen paseando por ahí unos, siguen aprovechando la situación para lucrar otros, se preocupan menos de su propia salud que de hacer vida social. Mi mandala de protección y amor es un acto simbólico, que no hará milagros al que no se cuide y se fortalezca. Mi nostalgia me hace viajar regularmente a Puembo en los sueños, es un viaje astral donde puedo visitar los lugares y ver a las personas que me hacen falta, es como una pequeña visita nocturna, luego me despierto tranquila, porque he estado con ellos. Aquí, el sol y el café y una inmensa lista de menjunjes que nos ayudan a sentir que nos cuidamos, llevamos 16 días confinados, Sofía adora tenernos tanto tiempo junto a ella. Riesgo de contagio: cero.
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