viernes, 17 de abril de 2020

Trigésimo segundo día

Hace semanas hicimos un pedido por internet, se demoró tanto tiempo que había olvidado lo que era, pues claro, eran compotas de fruta para bebé y un cepillo para su chulla diente que tiene, es increíble poder poner en el plato lo que viene del jardín, así lo demás es en mayor parte pura novelería, yo no soy la talentosa con eso del jardín, aunque mis ajos, cebollas, cúrcumas y jengibres tienen todo el aspecto de estar bien sembrados, con cariño y gratitud sobre todo, porque son mi botiquín para la salud. El romero, la salvia, la acelga, una que otra papa... y flores comestibles nos dan además la alegría de la belleza. La música es mi cordón de plata, escuchar a algunos músicos que tanto quiero es revivir el corazón, la correspondencia con las personas queridas es un regalo tan sanador, hago vibrar el cuenco de cobre para armonizar mi mandala, creyendo que la vibración llegará hasta cada uno, así les abrazo desde mi alma. Mucho amor hay y mucha extrañadera.

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