jueves, 21 de mayo de 2020

Sexagésimo sexto día

Tenía que ir a la clínica para obtener el permiso para no tener que volver al colegio, ese del ascensor, la secretaria de mi doctor estaría sólo en la mañana, todavía no tenía la Luna (mi carrito) entonces utilicé la Florecita (de Tim) es una furgoneta y yo aparte de chiquita soy camarona entonces tengo miedo de conducirla y de pensar que algún rato tendré que parquearme. Cuando me subí a la Florecita vi que no ha tenido casi nada de gasolina, yo brava pensando cómo es posible que tenga el tanque casi vacío ¿y si hay una emergencia? y yo con mi barriga de 33 semanas, había lo justo para llegar a la estación de tren, cuando llegué a la estación veo que la máquina que emite los tickets estaba fuera de servicio y la oficina cerrada, no tenía gasolina ni la menor idea de cómo llegar a la clínica, nunca me había fijado en el camino, pero no quería volver al colegio, ese del ascensor. Encontré una estación de servicio pero tuve que pedir ayuda porque no tenía idea de como abrir la cosa, finalmente llené el tanque y por primera vez me dejé guiar por el teléfono porque las autopistas de acá ni de ninguna parte me las conozco, al final llegué, justito a tiempo. Dos días más tarde, con el tanque lleno y mi subconsciente habiendo registrado el camino llegó la emergencia, tomé café y en piloto automático me subí a la Florecita, no tuve conciencia del camino, ni del parqueo, sólo volví a tenerla cuando estuve recostada en la sala de espera de la maternidad, agradeciendo la suerte inmensa de que la máquina que emite los tickets en la estación haya estado fuera de servicio en el momento preciso.

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