sábado, 13 de junio de 2020
Octagésimo noveno día
Durante todo el confinamiento, el obligado y el autoimpuesto, lo que extrañé sobre todas las cosas fue la comida deliciosa del restaurante marroquí del pueblo, ahí nuestra amiga Samira y su hermoso hijo M. que son dos grandes anfitriones, hacen los mejores tajines que alguien pueda imaginar, hoy finalmente volvimos a probarlos ¡qué bestia! ¡delicioso! Cuando la Sofi volvió de sembrar zuquinis se le notaba en la cara literalmente que tuvo una nueva experiencia: jugar con lodo. Todo esto mientras florecen las violetas, que son buenos augurios o buenas celebraciones porque todos quienes están en mi mandala están bien.
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