domingo, 7 de junio de 2020
Octagésimo tercer día
Anoche la luna inundaba nuevamente la habitación y a las 5 de la mañana la seguía mirando en el reflejo del gran espejo, es hermoso abrir los ojos y encontrar tanta grandeza, sencillez y magia, magia porque al mismo tiempo mi luna mañanera iluminaba la noche e invadía habitaciones en el centro del mundo, el Paúl me hizo dar cuenta de que esa misma luna resplandece para todos y lo hacía sincronizadamente ¡y mira que creía estar lejos! La nostalgia de hoy es tan fuerte, tal vez significa que cuando estuve ahí no abracé lo suficiente a quienes quisiera abrazar ahora, habrá que reponer el fallo, y abrazar fuerte siempre como si fuera la última vez, o mejor como si fuera la primera con la emoción de descubrir la calidez de los brazos de las personas amadas.
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