EL TACTO
Por Marlene Arévalo
Me encuentro con los cerrados, tengo un objeto que lo toco con cautela, tratando de descubrir de qué se trata.
Tacto sutil que desborda caricias, y lo hace sin recelo, permite sentir tamaños, suavidad o aspereza, frío o calor.
Tacto imaginativo que permite tocar los pensamientos, ideas y sentimientos.
Tacto que deja huellas en los seres amados.
También hay tacto que golpea, causa daños y destroza.
Tacto de Aladino, que al frotar la lámpara aparece el genio que cumple los sueños.
Resulta muy fácil descubrir el objeto a mi alcance, se trata de una lámpara, la froto suavemente pidiéndole que me permita tocar el cielo, las estrellas, las nubes y el viento, pero dentro de ella no hay un genio para cumplir mis deseos.
Sin embargo me conformo que la luz de esa lámpara alumbre mi camino y me lleve a donde la vista no pueda alcanzar, pero sí mi corazón pueda sentir.
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