Complementarios
Por Vanessa Padilla
El manto de la cordillera cubre la sierra entera, esta cobijita de retazos de tonos infinitos me abriga la nostalgia con el mismo amor con que le cubrí yo misma con la mirada cada vez que cruzaba los Andes para visitar la tierra de la caña de azúcar y del café, el color de la esperanza es este con el que mi pincel se embadurna verdoleando sueños, limones y verdades que brotan de la tierra para nacer gemas de esmeralda.
Probando la fruta sabrosa, con gajos que saben a sol, mi sed se sacia, sabe a crepúsculo, a caramelo, y me dibuja una alegría con líneas entrecortadas y zigzagueantes, que huelen a naranja, a mandarina, me arden un fueguito en el pecho y me acarician con su textura de nube por la tarde.
Los pétalos con su aroma se asemejan al color de mi piel cuando se imprimen en ella las huellas del caer, me despeño constantemente de las ilusiones vanas y voy hilvanando heridas, zurciendo con puntadas de cadenita con doble hilo color violeta, para asegurarme que se cierre bien cualquier lesión que la vida me regale para crecer.
Por Vanessa Padilla
El manto de la cordillera cubre la sierra entera, esta cobijita de retazos de tonos infinitos me abriga la nostalgia con el mismo amor con que le cubrí yo misma con la mirada cada vez que cruzaba los Andes para visitar la tierra de la caña de azúcar y del café, el color de la esperanza es este con el que mi pincel se embadurna verdoleando sueños, limones y verdades que brotan de la tierra para nacer gemas de esmeralda.
Probando la fruta sabrosa, con gajos que saben a sol, mi sed se sacia, sabe a crepúsculo, a caramelo, y me dibuja una alegría con líneas entrecortadas y zigzagueantes, que huelen a naranja, a mandarina, me arden un fueguito en el pecho y me acarician con su textura de nube por la tarde.
Los pétalos con su aroma se asemejan al color de mi piel cuando se imprimen en ella las huellas del caer, me despeño constantemente de las ilusiones vanas y voy hilvanando heridas, zurciendo con puntadas de cadenita con doble hilo color violeta, para asegurarme que se cierre bien cualquier lesión que la vida me regale para crecer.
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