AZUL
Por Vanessa Padilla
La noche de la nostalgia es fría, amarga, sus pétalos se desgarran como las gotas de lluvia de su nube, suena a olas que danzan, parecen bailar un bolero de esos que suenan a despedida, besan las olas a la arena y se van, nunca vuelven, al menos nunca son las mismas. Tiemblan las estrellas con un fuego frío tambaleante y se marchan fugaces atravesando la más oscura tonalidad del cielo, así de apresurados despiden mis ojos sus lágrimas cuando los pinceles no quieren dar forma a los recuerdos, ni quieren bocetear los futuros. La tinta derrama en las letras unas manchas que nublan la canción del unicornio, por supuesto, éste se pierde. El fruto y la flor jugaron tanto a amarse, que se arrancaron y cayeron ambos en la profundidad del recuerdo, pero cada uno en un recuerdo distinto, en su distancia mutua se marchitan, pero la noche continúa y su frío abraza la sombra del amanecer con un tono bajito, suave y perfumado a sal.
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