jueves, 9 de abril de 2009
La música que se deja escribir
La piel es indiscutiblemente la parte sensible del desapego y la cercanía, pero cuando hay un compás marcando ritmos y no importa qué tanta armonía haya en las escalas, lo que incumbe es que suene, que cada frecuencia se desprenda y se divulgue en los rincones fatuos de fuego, de viento… que se irradie y estremezca como el feed-back que agita el sentimiento y lo vulnera.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Despedida
El cielo de la añoranza me cubre, una dicotomía entre calidez en la piel y un frío que penetra hasta los huesos, se va pintando un lila suav...
-
Caminando en el bosque, entre tantos árboles me acerco a acariciar uno. Me dice: Sigue caminando, hay una niña perdida. Unos metros adelant...
-
Hace unos meses lloré tanto en una terapia que sentí que se me había secado el alma, no volví a llorar desde ahí, hasta hoy frente al cuad...
-
Hace unos 20 años la asociación de dermatólogos organizaba en Quito un Salón de arte y piel, mi obra ganó una mención honorífica "por p...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias