domingo, 28 de febrero de 2010

No es miedo, ¿o sí? Julio habría descrito todo esto tan bien, habría hablado de pelusas, de jarrones rotos, de conejos que no pueden evitar nacer. Yo en cambio hablo de Julio, mientras trato de descubrir si es miedo.

Jorge Luis estaría perdido en el sótano hasta encontrar el punto que une todos los puntos, y yo no busco más que respuestas claves, las veinte gotas de esencia de flores me hacen actuar sin pensar, entonces las respuestas se esfuman. Y lo que escribo es parte de eso, no de Julio, no de Jorge Luis, ni siquiera lo que Samuel diría sin nombrar.

Entonces en la noche empieza el juego, caricias, aquí entrarían las pelusas de Julio, y bueno, siguen las caricias intentando encontrar el punto clave, aquí Jorge Luis, y entonces se descubre todo, que aquí lo que reina es el ego, no por centrismos, sino porque no hay un alter que equilibre.

Así, nada tiene sentido ni nombre, acá Samuel lo describiría mejor, y la respuesta se derrite informe (Samuel de nuevo) y nunca sabré si el bloqueo es provocado por el miedo o porque simplemente no quiero, (de querer).

Urgente, calentar café, para que al menos el frío no se entrevere, ya es suficiente con no saber.

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