miércoles, 30 de junio de 2010

Identity: An imagined state


Vanessa Padilla's The Worm, 2001 is a grimy and neboulous account of the fragmented and incomplete movements of a "worm". Constantly mutating and envolving, Padilla evokes the worm as a metaphor for the ways in which our identity is constantly in flux, or under constrution. This work, according to Padilla, is a representation of the challenges we face in navigating a vast and unfamiliar world: "without words, without definied spaces, without certainties, but also without fear".

Curators: Jude Anogwih, Oyinda Fakeye and Bisi Silva
Lagos, Nigeria

martes, 29 de junio de 2010

LA IMAGEN

Cartografía de pies a cabeza. Video performance. Vanessa Padilla

“Por bien que se diga lo que se ha visto, lo visto no reside jamás en lo que se dice,
y por bien que se quiera hacer ver, por medio de imágenes, de metáforas,
de comparaciones, lo que se está diciendo,
el lugar que ellas resplandecen no es el que despliega la vista
sino el que definen las sucesiones de la sintaxis”.
M. Foucault


No es sencillo que la caligrafía pierda su rigor y su ritmo, aquella escritura que va trazando manuscritos grabados sobre el ritmo simultáneo y a veces intermitente del soporte en que la imagen-palabra se dibuja, es la que trasciende hasta la mirada con sus formas y movimientos.

Muchas veces las palabras no lograrán describir una imagen y viceversa, pues los lenguajes son distintos y pueden llegar a ser intraducibles entre sí; imágenes y palabras podrán no alcanzar a definir los perfiles de la subjetividad, pero pueden afiliarse y lograr una interpretación acertada de lo real (que no necesariamente deja de ser subjetiva). La imagen no siempre ilustra palabras, pero las palabras no dejan de ser imágenes.

La retórica de la imagen es una fiesta sensible donde las dobles exposiciones y transparentes capas bailan con el desnudo sin pudor, donde la piel es escenario, personaje y causante de situaciones a la vez, donde la rotura de lo íntegro puede ser vista cuadro a cuadro.

¿Cómo entender la imagen de lo sin forma? El ser humano es alegórico esencialmente y reconoce en el símbolo una unidad de mensaje de contenido global, con una relación entre la forma del significante y su contenido.

Peter Greenaway nos permite descubrir en el “Pillow Book” de Shei Shonagon un cuerpo que puede ser leído cual si fuera un libro; en los cuerpos (no sólo en los de Greenaway) las letras, subtítulos y notas al pie incitan un recorrido por la sensualidad de la configuración del ser por cuyos poros se deshace la ausencia y con un aroma (que podría ser de café) va proyectando una ansiedad determinada a significar mediante las imágenes que encierran los conceptos con los que la mente construye todo lo demás.


lunes, 28 de junio de 2010

CUERPO SUSPENDIDO


Miércoles 30 de junio de 2010 - Parque Alameda 17h30

Antes de los 90´s en la ciudad de Quito, los ciudadanos transexuales eran arrojados a la laguna ubicada en el centro del parque La Carolina en las famosas “batidas” en aras del “orden y las buenas costumbres”.

Hace un año la semana del orgullo GLBTI fue la excusa para realizar la acción cuerpo suspendido, donde el flotar de un cuerpo trans en la laguna del parque representaba la necesidad de tomarse, ubicarse y ser parte de un espacio público. (junio de 2009)

En noviembre de 2009 la acción fue realizada en el río Tomebamba en la ciudad de Cuenca.

Al cumplir un año del acontecimiento es necesario que la acción trascienda a ser una representación anual de este hecho histórico ignorado por la mayor parte de la ciudadanía quiteña, así formara parte de los acontecimientos de la ciudad que en la semana del orgullo GLBTI se producen.

En la actualidad a pesar de que la comunidad ha logrado ser visible, los espacios son aún ajenos a nosotros y los cuerpos siguen siendo suspendidos.

Eduardo Carrera

http://eduartcarrera.blogspot.com/2010/06/cuerpo-suspendido-2010.html

sábado, 19 de junio de 2010

Laberinto

"Quiero oler a café". Fotografía-Instalación. Vanessa Padilla

“-Claro está que si no lo ves, tu incapacidad no invalida mi testimonio…”.
Jorge Luis Borges


Iniciar el recorrido es dar el primer paso hacia un jardín donde los senderos se bifurcan como aquel en el que Borges aborda con profundidad la angustia íntima del hombre y la plantea como un laberinto, como un enredo que además de ser realista es mágico y que por ser esencialmente aprehensivo no permite escapatoria alguna.

“Para Jorge Luis Borges, la búsqueda, como todos los destinos humanos, es una configuración única, diseñada tal vez por los pasos que cada uno de nosotros urde en un laberinto incalculable, y condensable en una cifra secreta, un “aleph”, al que a veces creemos vislumbrar pero nunca logramos capturar plenamente”. (Marcelo Packman).

Indecible lo perdido que alguien puede estar mientras se busca a sí mismo, andando un trayecto sin regreso donde el cómo-llegar importa más que el hacia-dónde: lo que recorro y no a dónde llego.

Se trae a cuestas la indecisión de no saber qué rumbo tomar. ¿Cuántas cosas ocultas, cuántos caminos sin salida, cuántas puertas cerradas al no encontrar las llaves de acceso?, se tiene también la compañía del azar y la responsabilidad de decidir si marcar las huellas del recorrido o pasar inadvertido, pero las huellas inevitables no quedarán sólo en el camino sino también en la piel, en la memoria.

Las huellas del transcurrir se posesionan de una negación a quedarse estático, optando por transitar pasajes inciertos donde cada pisada será una posibilidad latente de construir la bitácora de un recorrido, o al menos de desgastar los zapatos y obtener en ellos la evidencia de una añoranza del pasado o el convencimiento de no querer volver atrás definitivamente.

Cuando los Situacionistas asumieron la empresa de crear “Situaciones sin retorno” tuvieron la pretensión de transformar en el hombre ese rol pasivo con el que acepta sin cuestionamientos el sistema social, la rutina, el trabajo maquinal, el derroche del tiempo libre, el manoseo de los medios, el arte excluyente, la cultura estereotipada, el desgano y el conformismo, proponiendo una renovación del comportamiento que no se podría dar sin una restitución ética como el primer paso (el más difícil) para recorrer un laberinto, aquel de íntimo enredo que procura Borges en su obra, para cruzar el umbral que une un mundo de supuestas certezas con uno de absoluto desconcierto; el segundo paso aún tiene recelos, pero es desde el tercero que se puede hallar un pasadizo obstruido o abierto que inicia el viaje; perderse y regresar para retomar el rumbo impone el peligro de perder el norte y por ende, también el sur.

El deseo de vivir con intensidad incluso la más acentuada angustia, impone procesos de cambio profundo que serán consumados manteniendo la idea de no haber retorno en la situaciones, más aún cuando el tiempo insista en su manía o talento de no detenerse y mucho menos de volver atrás; así aparecen dudas nuevas y se levantan más paredes en aquel laberinto que es un espacio por transitar o el mismo ser intentando recorrerse.

El estar perdido no sólo genera la intención de hallarse, en ciertos casos será decisivo mantener latente ese estado de búsqueda, porque más que un percance es una responsabilidad cuya decisión de asumirla parte de aquella restitución ética, mencionada anteriormente y que sería trabajada como La ética de la autenticidad por Charles Taylor.

Lograr asertividad al caminar es dar los pasos correctos o incorrectos, en fin, es darlos y eso es trascendente; es hallar la ruta precisa aún en la más aplastante angostura y es que suscitar situaciones ya es una conquista. Insisto: lo que recorro y no a dónde llego.

Un laberinto, o miles de ellos, el ser humano perdido en sí mismo, sin hallarse, descubriendo en el camino al otro de quien no tenía conciencia, pero a quien un día puede ser capaz de reconocer e incluso tolerar (y hasta complacerse de él), pues forma parte del camino que debe recorrer aunque sólo fuera para encontrar un sendero sin salida, afortunadamente trabado para averiguar que no hay tantos motivos para salir como para continuar haciendo el recorrido, no un para-qué sino un cómo.

No faltará la sorpresa de lo que se puede hallar en cada paso dado, en cada paso por dar; incluso en la arrogancia de descubrir espacios intransitables, en la fortuna de detenerse en un rincón poético, o en andar los lugares y no-lugares de Marc Augé.

Hay caminos de toda clase: por donde se ha pasado, por donde no se volverá a pasar, a los que no se quiere volver, a los que no se puede volver, los que se transitarán una y otra vez, los que parecerán un desfiladero oscuro, en los que es posible deslizarse, los rectos, los sinuosos, los que son efímeros, los de transcurrir lento; la clasificación no alcanza a determinarlos todos, al intentarlo se pierde en su propio enredo.

Los laberintos con su trayectoria incomprensible exigen cautela para atraer hacia uno el suceso, o para crearlo; lo esencial es la permanente indagación y todos los sentidos vigilantes, prestos a reconocer qué tan lejos se puede estar de hallar lo que se busque, no importa qué, pero deleitándose con cada paso y saboreando cada sorbo de aire que se introdujera por la agitación del recorrido.


Ella no sabía que cada golpe que yo sentía en el pecho más adelante me daría la emoción de haberme liberado de su presencia, entonces ahora que el tiempo va pasando sé que su aporte fue grandioso, y por eso gracias, pero también qué bueno que ya no está.

No hay juzgamientos, eso que quede claro, pero hubo decepción, hablar de sensibilidad y ser un hielo es incoherente y absurdo, sólo es eso, de ahí no pasa.

jueves, 17 de junio de 2010

Presentación del Manual de Procedimientos. Casa Abierta. Carrera Artes Visuales FADA PUCE de la artista Melanie Vicuña.

En el Centro Cultural PUCE (Hall segundo piso) el 22 de junio de 2010 a las 19:00

lunes, 14 de junio de 2010

Canción frágil

Video-Performance "Música (good bye)". Vanessa Padilla

Enmudece amordazado mi impulso al iniciar su afonía más obstinada; me congelo en una ley de hielo rigurosa, profunda, penetrante, pertinaz y húmeda.

Shhhh… taciturna cierro la boca y los sentidos, abro silencios, desmorono mis voces afiladas, callo elegías y apago susurros. Cantar es estar casi-muerta, casi-viva, intentando arraigarse en los abismos incómodos en los que sólo la noche desvela el para qué y el cómo que nunca aprendí a resolver, sobre todo cuando la luna menguante sobrecogida en tarareos entona más silencios que mis propias endechas. ¿Dónde se acaba el límite donde soy y empieza a ser el otro?, sin duda no hay un respiro en ese lapso, tal vez haya sólo un ahogo.

Con un frívolo cerrar de ojos quito el habla a mi lluvia de ideas despojadas de sentido, intento una historia callada, de palabras sigilosas, de ideas dormitadas, de letras roncas, de gritos vedados. Cantar ahora está demás y aunque estuviera demenos confieso que mi mudez inconsciente e inconstante es a propósito aunque no haya nada en mente.

Hablo intentando doblegar ordenadamente una historia en la que tampoco digo nada; encuentro en elegías el silencio estridente que retumba cada noche, sobre todo cuando la luna agonizante conmovida de silbidos desafina más calmas que mis inconfundibles sollozos. ¿Dónde se inicia el recorrido del a dónde voy?, ¿cuándo podré decir que pronto llegaré? sin duda no hay un camino de reserva, tal vez me he sumergido ya en un complaciente andar descalza por caminos sinuosos. Es difícil cantar una canción tan frágil cuando es a ellos a quienes no alcanza mi ser, son lo que no puedo decir, a lo que no puedo ni levemente penetrar.

Frialdad sin mesura, una ley de hielo rigurosa, profunda, penetrante, pertinaz, recalcitrante y húmeda. Me congelo. No habrá reparo ni vista atrás, el recorrido será a tientas, shhhh…

Lánguida abro la boca y los sentidos sin obtener resultado alguno, cierro silencios, compongo mis voces extenuadas, callo alegrías, despojo susurros, canto bajito porque se parece tanto a callar y lo hago deseando escuchar el aire de mi cuerpo en los abismos incómodos de soledades anunciadas una y otra vez.

domingo, 13 de junio de 2010

Dibujo sobre papel. Vanessa Padilla

En la madera de su espada está la nueva búsqueda, ella quiere aprender, quiere hallar en ésta que será una extensión de sí misma, la fuerza para no temerle a lo que viene, a lo que está, ni a lo que fue.

viernes, 11 de junio de 2010

El Fútbol a sol y sombra

por Eduardo Galeano

El fútbol

La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí.

En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable. A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez.

El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohibe la osadía.

Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad.

¿El opio de los pueblos?
Eduardo Galeano (Uruguay)


¿En qué se parece el fútbol a Dios?. En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que el tienen muchos intelectuales.

En 1880, en Londres, Rudyard Kipling se burló del fútbol y de "las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan". Un siglo después, en Buenos Aires, Jorge Luis Borges fue más que sutil: dictó una conferencias sobre le tema de la inmortalidad el mismo día, y a la misma hora, en la selección argentina estaba disputando su primer partido en el Mundial del '78.

El desprecio de muchos intelectuales conservadores se funda en la en la certeza de que la idolatría de la pelota es la superstición que el pueblo merece. Poseída por el fútbol, la plebe piensa con los pies, que es lo suyo, y en ese goce subalterno se realiza. El instinto animal se impone a la razón humana, la ignorancia aplasta a la Cultura, y así la chusma tiene lo que quiere.

En cambio, muchos intelectuales de izquierda descalifican al fútbol porque castra a las masas y desvía su energía revolucionaria. Pan y circo, circo sin pan: hipnotizados por la pelota, que ejerce una perversa fascinación, los obreros atrofian su conciencia y se dejan llevar como un rebaño por sus enemigos de clase.

Cuando el fútbol dejó de ser cosas de ingleses y de ricos, en el Río de la Plata nacieron los primeros clubes populares, organizados en los talleres de los ferrocarriles y en los astilleros de los puertos. En aquel entonces, algunos dirigentes anarquistas y socialistas denunciaron esta maquinación de la burguesía destinada a evitar la huelgas y enmascarar las contradicciones sociales. La difusión del fútbol en el mundo era el resultado de una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos.

Sin embargo, el club Argentinos Juniors nació llamándose Mártires de Chicago, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados un primero de mayo, y fue un primero de mayo el día elegido para dar nacimiento al club Chacarita, bautizado en una biblioteca anarquista de Buenos Aires. En aquellos primeros años del siglo, no faltaron intelectuales de izquierda que celebraron al fútbol en lugar de repudiarlo como anestesia de la conciencia. Entre ellos, el marxista italiano Antonio Gramsci, que elogió "este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre".

La pelota como bandera
Eduardo Galeano (Uruguay)



En el verano de 1916, en plena guerra mundial, un capitán inglés se lanzó al asalto pateando una pelota. El capitán Nevill saltó del parapeto que lo protegía, y corriendo tras la pelota encabezó el asalto contra las trincheras alemanas. Su regimiento, que vacilaba, lo siguió. El capitán murió de un cañonazo, pero Inglaterra conquistó aquella tierra de nadie y pudo celebrar la batalla como la primera victoria del fútbol inglés en el frente de guerra.

Muchos años después, ya en los fines del siglo, el dueño del club Milan ganó las elecciones italianas con una consigna, Forza Italia!, que provenía de las tribunas de los estadios. Silvio Berlusconi prometió que salvaría a Italia como había salvado al Milan, el superequipo campeón de todo, y los electores olvidaron que algunas de sus empresas estaban a la orilla de la ruina.

El fútbol y la patria están siempre atados; y con frecuencia los políticos y los dictadores especulan con esos vínculos de identidad. La escuadra italiana ganó los mundiales del '34 y del '38 en nombre de la patria y de Mussolini, y sus jugadores empezaban y terminaban cada partido vivando a Italia y saludando al público con la palma de la mano extendida.

También para los nazis, el fútbol era una cuestión de Estado. Un monumento recuerda, en Ucrania, a los jugadores del Dínamo de Kiev de 1942. En plena ocupación alemana, ellos cometieron la locura de derrotar a una selección de Hitler en el estadio local. Le habían advertido:
-Si ganan mueren.

Entraron resignados a perder, temblando de miedo y de hambre, pero no pudieron aguantarse las ganas de ser dignos. Los once fueron fusilados con las camisetas puestas, en lo alto de un barranco, cuando terminó el partido.

Fútbol y patria, fútbol y pueblo: en 1934, mientras Bolivia y Paraguay se aniquilaban mutuamente en la guerra del Chaco, disputando un desierto pedazo de mapa, la Cruz Roja paraguaya formó un equipo de fútbol, que jugó en varias ciudades de Argentina y Uruguay y juntó bastante dinero para atender a los heridos de ambos bandos en el campo de batalla.

Tres años después, durante la guerra de España, dos equipos peregrinos fueron símbolos de la resistencia democrática. Mientras el general Franco, del brazo de Hitler y Mussolini, bombardeaba a la república española, una selección vasca recorría Europa y el club Barcelona disputaba partidos en Estados Unidos y en México. El gobierno vasco envió al equipo Euzkadi a Francia y a otros países con la misión de hacer propaganda y recaudar fondos para la defensa. Simultáneamente, el club Barcelona se embarcó hacia América. Corría el año 1937, y ya el presidente del club Barcelona había caído bajo las balas franquistas. Ambos equipos encarnaron, en los campos de fútbol y también fuera de ellos, a la democracia acosada.

Sólo cuatro jugadores catalanes regresaron a España durante la guerra. De los vascos, apenas uno. Cuando la República fue vencida, la FIFA declaró en rebeldía a los jugadores exiliados, y los amenazó con la inhabilitación definitiva, pero unos cuantos consiguieron incorporarse al fútbol latinoamericano. Con varios vascos se formó, en México, el club España, que resultó imbatible en sus primeros tiempos. El delantero del equipo Euzkadi, Isidro Lángara, debutó en el fútbol argentino en 1939. En el primer partido metió cuatro goles. Fue en el club San Lorenzo, donde también brilló Angel Zubieta, que había jugado en la línea media de Euzkadi. Después, en México, Lángara encabezó la tabla de goleadores de 1945 en el campeonato local.

El club modelo de la España de Franco, el Real Madrid, reinó en el mundo entre 1956 y 1960. Este equipo deslumbrante ganó al hilo cuatro copas de la Liga española, cinco copas de Europa y una intercontinental. El Real Madrid andaba por todas partes y siempre dejaba a la gente con la boca abierta. La dictadura de Franco había encontrado una insuperable embajada ambulante. Los goles que la radio transmitía eran clarinadas de triunfo más eficaces que el himno Cara al sol. En 1959, uno de los jefes del régimen, José Solís, pronunció un discurso de gratitud ante los jugadores, "porque gente que antes nos odiaba, ahora nos comprende gracias a vosotros". Como el Cid Campeador, el Real Madrid reunía la virtudes de la Raza, aunque su famosa línea de ataque se parecía más bien a la Legión Extranjera. En ella brillaba un francés, Kopa, dos argentinos, Di Stéfano y Rial, el uruguayo Santamaría y el húngaro Puskas.

A Ferenk Puskas lo llamaban Cañoncito Pum, por las virtudes demoledoras de su pierna izquierda, que también sabía ser un guante. Otros húngaros, Ladislao Kubala, Zoltan Czibor y Sandor Kocsis, se lucían en el club Barcelona en esos años. En 1954 se colocó la primera piedra del Camp Nou, el gran estadio que nació de Kubala: el gentío que iba a verlo jugar, pases al milímetro, remates mortíferos, no cabía en el estadio anterior. Czibor, mientras tanto, sacaba chispas de los zapatos. El otro húngaro del Barcelona, Kocsis, era un gran cabeceador. Cabeza de oro, lo llamaban, y un mar de pañuelos celebraba sus goles. Dicen que Kocsis fue la mejor cabeza de Europa, después de Churchill.

En 1950, Kubala había integrado un equipo húngaro en el exilio, lo que le valió una suspensión de dos años, decretada por la FIFA. Después, la FIFA sancionó con más de un año de suspensión a Puskas, Czibor, Kocsis y otros húngaros que habían jugado en otro equipo en el exilio desde fines de 1956, cuando la invasión soviética aplastó la resurrección popular.

En 1958, en plena guerra de la independencia, Argelia formó una selección de fútbol que por primera vez vistió los colores patrios. Integraban su plantel Makhloufi, Ben Tifour y otros argelinos que jugaban profesionalmente en el fútbol francés.

Bloqueada por la potencia colonial, Argelia sólo consiguió jugar con Marruecos, país que por semejante pecado fue desafiliado de la FIFA durante algunos años, y además disputó unos pocos partidos sin trascendencia, organizados por los sindicatos deportivos de ciertos países árabes y del este de Europa. La FIFA cerró todas las puertas a la selección argelina y el fútbol francés castigó a esos jugadores decretando su muerte civil. Presos por contrato, ellos nunca más podrían volver a la actividad profesional.

Pero después Argelia conquistó la independencia, el fútbol francés no tuvo más remedio que volver a llamar a los jugadores que sus tribunas añoraban.

Encontrado en: http://www.efdeportes.com/efd10/galeano3.htm


domingo, 6 de junio de 2010

"Es tu sabor" de Marcus Bressler y Vanessa Padilla

MNV
http://apps.facebook.com/ilike/wall/143203740#wall_post_674430248

Nubes se apropian de mi voz
Y hacen que llueva un dolor extraño
Regándose en mi interior
Mojándome el corazón.
Tiene un sabor lejano,
Es la distancia de tu amor
Que en mi boca se quedó
Sabe a tu amor.

Yo no puedo evitarlo
Ese sabor se queda aquí
Dentro de mí.

Es la nostalgia de tu amor,
De tu piel, de tus labios
Y hace que llueva en mí un dolor…

Tiene un sabor extraño,
Es la nostalgia de un amor
Que en mi boca se quedó.

Es tu sabor…

Yo no puedo explicarlo
Ese sabor se queda aquí
Dentro de mí.

Es la nostalgia de tu amor,
de tus pies, de tus manos
que nunca más me dan calor…

Tiene un sabor amargo,
Es la nostalgia de un amor
Que en mi boca se quedó.

Sabe a tu amor,
Sabe a tu amor.

Despedida

El cielo de la añoranza me cubre, una dicotomía entre calidez en la piel y un frío que penetra hasta los huesos, se va pintando un lila suav...