jueves, 18 de septiembre de 2014
Pequeño príncipe
La noche de ayer después de mi lectura en público del texto "La Cantariega" un hombre se acercó a mí y me dijo que mi texto le recordaba al Pricipito, y me preguntó cuál sería para mí la rosa, esa rosa sutil que él tanto ama, y que debe dejar y volver a ella, le dije que se llama Sebastián, es la rosa que dejé, que no puedo proteger ni cuidar pero que cada vez en cada parte del mundo encuentro su esencia. Sí así se llama el ser al que más quiero en el mundo, se llama Sebastián.
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