“… no robas nada de mí cuando
me sueñas,
sólo ofrezco el corazón como
quien ofrece una perla.
El tiempo de qué sé yo
cuántas vidas
ha hecho este esmalte que en
tu sueño brilla…”
Ofrece el pájaro su melodía y se va.
Tantos intentos fallidos
para alcanzar la altura de aún más intentos por fallar,
pero igual se ofrece al sol estirando bien las alas,
dando canto y recibiendo abrigo.
Sí, la distancia quema,
Y aunque el canto acreciente la pena,
cantar bien rima con amar, con soñar…
con sentir, (aunque no parezca cierto)
con vivir y existir...
“Tibiruri, tibiruri… tuirup
tuirup…
La que se fue no es la misma
-dice la Pájarapinta con su velo blanco-
La gratitud reemplazó al ego
La nostalgia a la ansiedad
Menos terrenal, más etérea,
Más pájara… y más pinta”.
No vuelo rumbo a ningún lado
que no me dicte el corazón.
Sí sé donde queda mi cuna,
sí sé donde tejo mi nido.
Qué distancia triste
la del que estando lejos ni vuela ni canta.
Y la distancia que ya es triste…
El pájaro siempre vuelve
adonde conoció el amor
para decir: “gracias, Dios-le-pague,
pay…
No me fui para irme,
… sólo me fui a volver”.
“Gracias -dice cantando- tuirup tuirup…”
Ofrece el pájaro su corazón y se va.
Vanessa Padilla A. 2016
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias