miércoles, 20 de septiembre de 2017

Chocolate en la clase

Los colegas músicos me invitaban a acompañar a un grupo de estudiantes durante unos días para la preparación de un concierto, a mí que se me hace difícil decirle no a la música, acepté, feliz, pero sabía que habría una reunión importante con la dirección muy pronto y que era clave para continuar con el trabajo el año siguiente, entonces le dije a la mujer que no estaría presente unos días y le pregunté si la reunión se podría hacer a mi regreso, me confirmó que sí, me fui y disfruté increíblemente del talento de los colegas y estudiantes. Pude hacer un registro fotográfico hermoso y memorizar casi todo el repertorio. A mi regreso asistí a la reunión y me informaron que a pedido de la mujer la reunión se había llevado a cabo en mi ausencia, y que a pedido de ella también, han decidido disminuir o eliminar mis horas de trabajo. ¿Por qué? porque algunos estudiantes de su clase con quienes yo había trabajado el año anterior me pidieron realizar un trabajo voluntario que acepté gustosa, diez sesiones como voluntaria con estudiantes maravillosos versus los celos. En la sesión final, nos divertimos, comimos chocolate ecuatoriano y nos dimos las gracias por la experiencia de aprender juntos.
PD: Seguimos aprendiendo juntos.

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