miércoles, 8 de abril de 2020

Vigésimo tercer día

El confinamiento ha fortalecido y debilitado algunas cosas, es frustrante ver que pese a la dureza con que esta tragedia golpea al Ecuador, tantas personas, y tantas personas cercanas a mí, en cualquier parte del mundo, siguen incumpliendo las medidas para impedir la propagación del virus. Siento un infinito respeto por las personas que ahora mismo están salvando vidas, como la Gaby, no sólo porque son valientes y maravillosas, sino también porque cumplen a cabalidad su promesa, su vocación, al mismo tiempo hay los genios, los sabelotodo que se llenan la boca con discursos en lugar de estar en la primera línea como se esperaría, hay quienes se esconden de su responsabilidad, la eluden, y hay también quienes burlan las reglas porque así es bien bacán, hay que aprovechar que hay sol. Me parece chistoso que aquí tengan que quitar las bancas del parque para que la gente respete el confinamiento, y tratar a la gente como shunshitos, con multas y más prohibiciones para que obedezcan y entiendan que es un esfuerzo de una comunidad entera, es triste pensar que la vida suya y de los otros les valga tan poco, pero el negocio va bien y el sol está rico. El Tim tiene razón en decirme que no debo involucrarme en eso. El confinamiento ha fortalecido algunas cosas, sí, los rituales, las conversaciones, los contactos sinceros, lo que se ha debilitado es lo que ya estaba roto, se ha roto aún más. La esperanza, el cariño: fortalecidos.

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