viernes, 15 de mayo de 2020

Sexagésimo día

No pasa mucho que la Sofi haga siesta durante el día, al contrario, por la noche duerme de largo y siempre ha sido así, para contradecir a quienes nos auguraban una vida de malas noches. Pero ayer la Sofi hizo siesta por la mañana cuando la llevaba en el chal, como vivimos en una casa muy vieja (llámese vieja a una casa que tiene unos cien años) el piso de madera cruje a cada paso así que decidí quedarme en la cocina para que el ruido no la despierte, por suerte ya me había preparado un café, tenía a la mano una biografía de Cortázar, sólo por la buena costumbre de tener libros en cada esquina, una nunca sabe, y la narración contaba cómo los padres del cronopio mayor descubrían el teléfono durante su paso por Suiza, durante la lectura se me vinieron a la mente unas imágenes hermosas de mi infancia, cuando los meses de agosto íbamos a Malacatos y por las noches mi mami nos llevaba a unas cabinas para llamarle a mi papi, era hermoso, hacíamos fila, una señorita anotaba en su cuadernillo (jeje) el número de teléfono y cuando se conectaba le anunciaba a mi papi que tiene una llamada, y a nosotras nos decía a qué cabina debíamos entrar, normalmente había 3 cabinas, entonces nosotras intentábamos adivinar cuál nos va a tocar, y cuando finalmente nos decía el número mi ñaña y yo no abalanzábamos para hablar con mi papi, qué bonitas imágenes se reviven leyendo un libro.

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