Pulgarcito querido:
puedo saber también lo que es ser tan chiquito, yo también necesito trepar en cualquier cosa para alcanzar lo que otros pueden sólo estirando el brazo. Tu astucia con las piedras blancas para no perderte en el bosque fue genial, pero cuando pusiste miguitas de pan creo que fuiste demasiado ingenuo, también ahí quiero que sepas que me siento como tú ¿cómo ibas a pensar que los pajaritos te harían una mala jugada, asimismo he confiado en gente maravillosa pero hasta el más noble a veces nos puede fallar.
Ser chiquito, como un pulgar, o como una pulguita, no es grave, ser grande también puede ser de grandeza y no sólo de tamaño, a veces me siento grande de grandiosa y otras veces tan pequeña que ni yo me noto. Es bueno sentir que eso va y viene, y sobre todo que hay alguien que nos entiende y que no estamos solos en esta experiencia minúscula o gigante de existir.
Así, Pulgarcito, mi gran amigo pequeñito del bosque, sigue siendo grande de alma que eso te hace infinito.
Tuya,
Vanessita
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