Un partido por el Sol
Por Danilo Borja
Los planetas de camisetas marrones y rojas se enfrentan hoy en el único escenario que puede abarcar seres de dos planetas. Este es el famoso Saturio, en donde disputarán la luz del sol. El escenario fue construido por los soleños tomando en cuenta los elementos que existen en ambos planetas para poder asegurar que los jugadores sobrevivan.
Amigas, este no es un día cualquiera. Recordemos que el que gana se llevará todas las bondades que trae el sol. Ya sabes que sin él los ciclos de la vida, los alimentos y la felicidad no sería posible. El equipo que pierde, por otro lado, deberá enfrentar las tinieblas por tres años.
Recordemos que esta disputa inició el 22 de noviembre de 1900 cuando a los habitantes de estos planetas se les olvidó agradecer por la luz y el calor de cada día. El sol, entonces decidió que entregaría sus bondades a uno de los dos planetas únicamente. Tomó mucho tiempo para decidir cómo se lo dividirían y bueno aquí estamos.
Recordemos las reglas del juego. Para hacerlo más interesante, el sol se comunicó con las lunas de los planetas y acordaron que el partido iniciará 30 minutos antes de que anochezca y terminará 30 minutos después del atardecer. Con esta idea, el sol y las lunas buscan que los competidores sientan y añoren el valor del sol y al mismo tiempo sepan que la oscuridad les acecha y que los podría atrapar para siempre.
El sol también agregó una regla después de una larga reunión con plantas de ambos planetas. Les pidió que crezcan de manera aleatoria para favorecer a uno de los equipos. Las plantas se enredarán en los pies de los jugadores y les transportarán de manera rápida y potente a donde los jugares quieran ir.
En fin, a través de este juego, el sol nos quiso dar una enseñanza de vida. Nos quiere recordar que el agradecimiento y la humildad son las virtudes que todos los seres debemos alcanzar sin importar su planeta de origen. ¿Pero quién es el sol en la vida? No existe un solo sol. Hay muchos y cada uno tiene poderes y enseñanzas particulares. Hay niñas y niños que son sol cuando sonríen y te transportan a sus espacios de curiosidad e inocencia. Las abuelitas son soles cuando te recuerdan que la vida no es para siempre.
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