DIVINIDADES
Por Marlene Arévalo
La diosa Kira, ser sobrenatural que a pesar de tener poderes que trascienden al ser humano, ante la situación de pandemia que atraviesa actualmente la humanidad, advierte que se han producido desajustes emocionales, con energía cuya vibración se encuentra alterada, llena de negatividad que a más de afectar al individuo, lo hace a las personas que le rodean. Siendo la diosa de la salud, considera que es un tema que puede discutirlo con Kara, quien es la diosa de la inteligencia, además de ser considerada fuente de la vida, juntas intentan reprogramar el manantial energético de los seres humanos, tan venido a menos en esta temporada.
Deciden crear un escudo invisible, con poder de detener lo negativo y que fluya la energía a través de la meditación.
Interviene en la discusión el Dios Kino, ofrece su ayuda poniendo de manifiesto la belleza de los elementos de la naturaleza, intentando conducir a los individuos a una verdadera relajación y renovación de energía, sacando aquello que esconden en su esencia más profunda, a través de la música y el baile.
La Diosa Irina, apuesta porque las intenciones de los seres humanos fluyan como un manantial, como un soplo divino, sin tener que razonar, solamente sentir y amar.
Los mensajes de los Dioses son escuchados por un niño que se encuentra en el vientre de su madre, disfrutando de mucha comodidad.
Cuando sale al espacio, respetando el acuerdo con su madre, sin que haya vuelta atrás, le toca explorar el nuevo mundo y apreciar lo que la vida le brinda, seguramente añorará el cómodo vientre del cual salió. Experimenta la energía densa de la tierra, provocada por los graves problemas que atraviesa el mundo.
La noche del alumbramiento una luna grande y brillante ilumina la tierra, es como un regalo por su llegada, que le brinda la naturaleza. Es la luna rosa.
O quizá se trate de un regalo de los Dioses para la humanidad.
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