Por Cantariega
Entre ilusiones y añoranzas las convicciones se anulan, pero quedan rezagos de alegría y de las hondas tristezas porque de ahí también nacen bellas flores. En el cielo abierto resuena la armonía, la pasión, la existencia, el amor. Pinceles despeinados trazan su rebeldía en un lienzo amplio como cielo, y la existencia del color se vuelve certeza, aunque nazca de la quimera del tiempo, que no da marcha atrás porque es un caracol.
Desde atrás de la noche, la acuarela del tiempo endulza la aventura azul de los encuentros, duendes, caballos de madera y abrazos tiernos, grabados en cobre, en madera, en la piel, en los sueños, inscritos con tinta de escribir historias, de plasmar texturas de las plantas, de abrazar. El cariño crece en alegría cuando aún con cartones y papelitos logramos crear escenarios para vivir la aventura azul de la acuarela del tiempo.
Las redes se van tejiendo con hilos de coraje, de inspiración, el ukulele juega a liberar de su bosque a las estrellas caídas. Luna y sol floreciendo bajo la noche y sobre el día, cantan desolaciones e incertidumbres y les pintan de amargura porque es la hora del café. Entre los árboles brillan las estrellas cuyas alas se reconstruyen con plumas de ruiseñor, con goma de rocío y seda del corazón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias